IES Itálica (Santiponce, Sevilla) 2023

La biblioteca de medianoche

Nombre: Gladys Conde Rodríguez
Curso: 2º ESO A
Centro: IES Itálica, Santiponce (Sevilla)

“Querer es una palabra muy curiosa, querer implica carencias, a veces, si llenamos esas carencias con alguna cosa el deseo original, desaparece por completo, quizá tu problema no es lo que quieres sino aquello de lo que careces, quizá exista una vida que realmente quieras vivir” Esta es mi frase favorita del libro La biblioteca de la medianoche.

Nora Seed es la protagonista quien descubre, gracias a que no quería vivir más e intentó quitarse la vida, que entre la vida y la muerte hay una biblioteca llena de libros infinitos, cada libro representa una oportunidad de probar una nueva vida y comprobar cómo hubiesen cambiado las cosas al tomar otras decisiones

Nora es ese tipo de persona que percibe su vida llena de frustraciones, infelicidad y arrepentimientos, todos los cuestionamientos acerca de su futuro la llevan a tomar una decisión entre la vida y la muerte.

Trata temas tan importantes e interesantes como la salud mental, la toma de decisiones, aunque algunas decisiones de Nora son bastante frustrantes, nos conciencia de lo que puede llegar a pasar una persona con depresión, nos hace reflexionar, pues apela la naturaleza humana para darnos un mensaje positivo ante la negativa Nora, también hay música, las letras hacen volar tu imaginación y despertar la creatividad al pensar en cómo sonarían.

Algo que me encantó es que el libro está lleno de frases únicas y preciosas que te hacen pensar y reflexionar: “todas las cosas buenas son libres y salvajes”, “la mente no ve lo que no puede interpretar”, “no he encontrado un compañero que me acompañe mejor que la soledad”, ”nunca es demasiado tarde para perseguir un sueño”

Elegí este libro porque me ha ayudado a comprenderme a mí misma y a muchas cosas de mi alrededor.

Alicia en el País de las maravillas

Nombre: Miguel Velázquez Castilla
Curso: 2º ESO A
Centro: IES Itálica, Santiponce (Sevilla)

Todo comienza cuando Alicia se encuentra sentada en un árbol al aire libre aburrida junto a su hermana. La hermana leía un libro, lo que hace que Alicia se fuese a dar una vuelta por los alrededores de la zona.

Repentinamente, aparece junto a ella un conejo blanco vestido con chaqueta y chaleco que corre murmurando que llega tarde, mirando su reloj de bolsillo. Alicia se interesa por él y decide seguirlo e incluso entrar a su madriguera. La madriguera resulta ser un túnel horizontal más profundo que lo esperado, el cual, súbitamente, se convierte en un pozo vertical sin asidero alguno, por donde Alicia cae durante mucho tiempo recordando a su gato y cosas que aprende en su escuela, y preguntándose si algún día llegará al suelo.

Al finalizar su caída y sin haberse hecho daño, Alicia entra en un mundo absurdos y paradojas lógicas. El conejo había desaparecido y Alicia encuentra una pequeña botella, la primera de varias que encontraría en su aventura, que sólo dice bébeme, lo que Alicia hace atraída por la curiosidad. La poción encogió a Alicia hasta hacerla medir veinticinco centímetros de altura.

A continuación, Alicia intenta abrir una pequeña puerta para continuar explorando el mundo nuevo. A través de la puerta se atisba un atractivo jardín, pero la llave que abre la puerta está sobre una mesa que Alicia no puede alcanzar, debido a su nueva estatura. La niña intenta entonces recuperar su estatura original, comiendo un pastel que encuentra con el letrero «CÓMEME».

El pastel tiene el efecto esperado y Alicia crece más de dos metros. Con su nueva altura la niña consigue tomar la llave, pero al no parar de crecer choca contra el techo y queda imposibilitada de acceder a la puertecita. Alicia comienza entonces a llorar, llenando la habitación con un charco de lágrimas de diez centímetros de profundidad. En eso, el Conejo Blanco pasa nuevamente frente a Alicia apresurado. Sin querer, el conejo dejó caer un abanico que Alicia utiliza para refrescarse. El abanico resulta ser mágico, pues consigue que Alicia comience a encoger de nuevo, hasta que lanza lejos el abanico para detener el proceso.

El charco de lágrimas es ahora un mar donde Alicia tiene que nadar para no ahogarse. A su lado pasa nadando un ratón y Alicia intenta entablar conversación con él. El ratón se ofrece a guiarla hasta la orilla. En el camino, Alicia ve que otros animales también se encuentran nadando y tratando de salir del mar de lágrimas. Entre los animales, Alicia distingue a un pato, un pájaro, un aguilucho y un loro.

Alicia y los animales consiguen llegar a tierra firme. El pájaro, un dodo, organiza una carrera para secarse. La carrera no tiene reglas ni duración definida, salvo correr en círculos, lo que hacen todos hasta quedar secos. El dodo también decide declarar ganadores de la carrera a todos los participantes, y decide que Alicia es quien otorgará los premios. Ante el acoso general, Alicia mira en sus bolsillos y encuentra varias cosas que reparte entre todos. Como la niña también fue ganadora de la carrera, pero no recibió confite, su premio es un dedal que ella misma tenía en el bolsillo y que da al dodo para que éste entregue el premio.

Tras haberse quedado nuevamente sola, Alicia ve pasar nuevamente al Conejo Blanco. El animal está buscando su abanico desesperadamente, y al ver a Alicia la confunde con su criada Mary Ann y le exige que vaya a buscar el abanico a su casa. Alicia obedece, fingiendo ser Mary Ann para no entrar en discusiones; y llega a una casa en cuya puerta dice C. Blanco. Cuando Alicia entra, sube a un cuarto donde encuentra el abanico y otra botella con líquido. A pesar de que la botella no tenía letrero alguno, esta vez Alicia bebe por curiosidad, ya que todas las bebidas de ese mundo le han provocado efectos sorprendentes. Esta no es la excepción y el tamaño de Alicia aumenta hasta hacerla quedar atorada dentro de la habitación. Cuando el Conejo Blanco llega a reclamar su abanico solo ve un enorme brazo saliendo de la ventana en el piso superior de su casa. El conejo va entonces a pedir ayuda, ignorando que el brazo pertenece a una niña gigante; y la multitud que se reúne afuera comienza a proponer varias soluciones para retirar el brazo, llegando a proponer el prender fuego a la casa. El capítulo termina cuando la multitud comienza a arrojar panecillos mágicos por la ventana. Alicia come algunos y disminuye de tamaño hasta poder salir de la casa. Alicia huye de la multitud y se pierde en un bosque cercano, donde se detiene frente a una seta gigante.

Encima de la seta gigante, Alicia encontró sentada a una oruga azul fumando. La Oruga, de manera prepotente, interrogó a la niña sobre su identidad. Ésta no pudo responder de una manera sencilla, pues consideraba que tras haber cambiado de tamaño varias veces, su propia identidad se había perdido y en ese momento ella misma ya no sabía quién era. Ambos personajes discuten entonces hasta volver al punto de inicio más de una vez. Finalmente, Alicia expresa su inconformidad con su estatura actual de siete centímetros al considerarla una birria. Como esa era la altura de la Oruga, el animal se retira ofendido, no sin antes indicarle a Alicia que la seta también puede afectar su estatura, para disminuirla, si comía de un lado de la seta; o para aumentarla, si comía del otro. Como Alicia no podía saber qué lado era cual, cortó dos pedacitos de los extremos opuestos. Al probarlos, los pedacitos surtieron el efecto esperado: uno hacía que Alicia encogiera, mientras que el otro estiraba su figura, desproporcionándola. Alicia tuvo que comer varias veces de cada uno de los pedazos hasta alcanzar una estatura satisfactoria. Finalmente, Alicia vio una casita de un metro y veinte de altura a la que decidió llamar, por lo que ajustó su estatura a veinticinco centímetros

Antes de que Alicia se decidiera a aproximarse a la casita, surgió del bosque quien parecía ser un lacayo, pero con cabeza de pez. El lacayo llamó a la puerta y apareció un segundo lacayo, con cabeza de rana. Alicia escuchó que el Lacayo Pez traía una invitación para la Duquesa, dueña de la casa, de parte de la Reina de Corazones, para jugar al croquet. Acto seguido, el Lacayo Pez se fue y el Lacayo Rana se quedó sentado fuera de la casa. Alicia quiso primero llamar a la puerta para entrar y, segundo, que el Lacayo Rana le abriera la misma. Sin embargo, el Lacayo Rana no tenía intenciones de abrir la puerta ni de conversar con Alicia, por lo que la niña simplemente abrió la puerta ella misma y entró a la casa.

Dentro de la casa estaba la Duquesa sosteniendo a un bebé y junto a su cocinera que preparaba una sopa que, a juzgar por el ambiente, tenía demasiada pimienta. También estaba en el suelo un gato sonriente, al que la Duquesa presentó como un gato de Cheshire. La Duquesa entregó el bebé a Alicia para que lo arrullara un poco y aprovechó para desaparecer arguyendo que debía asistir al juego de croquet de la Reina. Cuando Alicia intentó mecer al bebé, que se movía incansablemente, éste comenzó a transformarse en un cerdo. Alicia salió de la casa y puso al cerdo en libertad. La niña continuó su camino por el bosque donde reencontró al Gato de Cheshire, quien la invita a visitar al Sombrerero o a la Liebre de Marzo. Alicia decide ir a la casa de esta última.

Cuando Alicia llega a la casa de la Liebre, observa que ésta, el Sombrerero y un Lirón se encuentran tomando el té frente a la casa. Alicia se une a los comensales y comienza a conversar con ellos. En el transcurso de la conversación, Alicia menciona que la fecha es 4 de mayo. Los personajes hacen una serie de acertijos y confunden a Alicia con su aparente falta de lógica, hasta que la niña abandona el lugar, convencida de haber asistido al «té más insufrible» que había visto en su vida. A continuación, Alicia encuentra una puertecita en un árbol, la cual atraviesa para entrar al jardín de croquet.

El rey y la reina de corazones, así como sus súbditos, son naipes de una baraja inglesa. Aunque los corazones son el único palo mencionado expresamente en el texto, gracias a las ilustraciones de este capítulo se deduce que los palos de tréboles, picas y diamantes también se encuentran en el jardín. En la entrada del jardín, Alicia encuentra a un trío de jardineros pintando un rosal.

Los jardineros habían plantado un rosal blanco donde debía haber uno de color rojo, por lo que estaban pintando las rosas apresuradamente, antes de que la reina descubriera el error. Sin embargo, los reyes de corazones y su cortejo pasaron por allí. La reina, al descubrir la treta de los jardineros, ordena que sean decapitados. Para evitarlo, Alicia esconde a las cartas en una maceta y los verdugos, para salir del aprieto, hacen creer a la reina que ya cumplieron con la sentencia. La reina ordena entonces que la comitiva vaya hacia donde se jugará al croquet, invitando a Alicia a participar en el juego. Alicia acompaña al grupo y percibe que a su lado va el Conejo Blanco, quien estaba aterrado por la imponente presencia de la reina. El Conejo casi no habló en el trayecto, más que lo suficiente para informar a Alicia que la Duquesa había sido hecha prisionera por llegar tarde al juego.

Una vez en el campo, Alicia vio que el juego tenía características peculiares: en vez de bolas, se usaban erizos; y en vez de mazos, flamencos. Tampoco había arcos, pero en su lugar los naipes se colocaban en cuatro patas para marcar el curso del juego. Todo el mundo jugaba sin ningún orden, discutiendo continuamente, los erizos escapaban cuando podían y la Reina de Corazones ordenaba que le cortaran la cabeza a todo el que se le ocurría.

En medio del caos, apareció en el aire la cabeza del Gato de Cheshire y Alicia se sintió aliviada de poder conversar con alguien conocido. El Rey de Corazones se sintió intrigado por el gato. La reina al ver al gato, como era su costumbre, ordenó que le cortasen la cabeza. El verdugo y el rey se confundieron terriblemente, pues el gato sólo había hecho aparecer su cabeza y no era evidente que hubiera un cuerpo de dónde cortarla. Alicia sugirió que para aclarar la confusión habría que preguntarle a la Duquesa que, al fin y al cabo, era la dueña del gato. La reina ordenó entonces que se liberase a la Duquesa de la cárcel. Sin embargo, cuando la Duquesa llegó al jardín, el gato había desaparecido nuevamente

Alicia notó, además, que la Duquesa era feísima. Mientras Alicia y la Duquesa conversaban amistosamente, llegó la Reina de Corazones y ahuyentó a la Duquesa, quien no vuelve a aparecer en la obra. En ese momento, la reina parece haberse olvidado del juego de croquet, del gato y de sus súbditos, pues lleva a Alicia ante un grifo durmiente y le pide a éste que lleve a la niña a donde se encuentra la Falsa Tortuga para que le cuente «su historia». El Grifo obedece y transporta a Alicia adonde se encuentra una criatura sollozante, con caparazón de tortuga, pero cabeza y patas de novillo.

En este capítulo, la Falsa Tortuga canta una canción sobre un baile de langostas en el fondo del mar. Alicia, por su parte, narra sus aventuras desde que cayó por la madriguera del Conejo Blanco. El Grifo y la Falsa Tortuga escuchan hasta el encuentro con la Oruga Azul y encuentran que la historia es muy extraña. La Falsa Tortuga canta entonces una canción sobre la sopa de tortuga y, súbitamente, son interrumpidos por un grito lejano que anuncia el comienzo de un juicio. El Grifo toma a Alicia y la lleva corriendo al juicio, mientras la Falsa Tortuga se queda terminando su canción.

Cuando Alicia llega adonde se efectuará el juicio, ve que se ha constituido un jurado de animales frente a los tronos del Rey y la Reina de Corazones; alrededor de los cuales estaba el mazo de naipes y una multitud de animales espectadores. El acusado era la Sota de Corazones y el Conejo Blanco fungía de heraldo de la corte. Según un poema recitado por el conejo, la Sota era acusada de haber robado las tartas que la reina preparó en un día de verano. El Sombrerero fue llamado como primer testigo y acudió acompañado de la Liebre de Marzo y el Lirón. El testimonio del Sombrerero, rápidamente, derivó en una discusión con el Rey de Corazones, quien estaba intrigado por la etiqueta del sombrero y por el té que el Sombrerero tomaba antes de llegar. Mientras esta discusión tenía lugar y los personajes dejan de prestar atención al juicio, Alicia comienza a crecer repentinamente.

Habiendo olvidado que recuperó su altura normal, se levanta para comparecer como testigo y derriba sin querer todo a su alrededor. El Conejo Blanco lee la última prueba de la que dispone: una carta sin firma que, en forma de poema, describe cómo las tartas regresan a su dueña original. Cuando el rey analiza los versos, todos ven que las cartas, en efecto, se encuentran sobre la mesa. La reina, sin embargo, insiste en dar una sentencia a la Sota, incluso antes de escuchar un veredicto del jurado. Alicia encuentra absurda la situación y la reina ordena entonces que sea decapitada. Cuando las cartas saltan para atacar a Alicia, ésta vuelve al regazo de su hermana despertándose de un profundo sueño.

Recomiendo mucho este libro de Lewis Carroll tanto para adolescentes, adultos y niños. Me ha gustado este libro porque es entretenido e interesante. Me gusta también por todo lo que inventa el autor para mantenerte enganchado al libro todo el rato. Mi momento favorito es el final, que te deja un poco con la intriga de qué pasará después y no te lo esperas para nada cuando lo estás leyendo. Me lo volvería a leer.

Matilda

Nombre: Moraima Romero Cruz
Curso: 2° ESO A
Centro: IES Itálica, Santiponce (Sevilla)

El libro trata de una niña llamada Matilda que le encantaba leer. Ella iba todos los días a la biblioteca a pedir libros. Su familia la trataba mal y la menospreciaba, eran maleducados y analfabetos. Siempre la trataban como basura, hasta que un día Matilda decidió darles una lección por cada insulto o vejación que le hicieran. Sus padres la apuntaron a la escuela a mitad de curso, donde conoció a la maestra Honey, una persona amable y simpática, la maestra admiraba a la niña por su admiración a la lectura y su gran ampliación de vocabulario, también estaba la temible directora, la Sra.Trunchbull, quien trataba con desprecio a sus alumnos. En la escuela Matilda encontró su gran talento y lo usó contra la Sra.Trunchbull.

Matilda y la Sra. Honey crearon un gran vínculo de amistad y confianza que les hizo rebelar sus mayores secretos.

Me gusta mucho este libro ya que, aparte de ser interesante, tiene un vocabulario amplio y explica que leer es bueno, y que todo esfuerzo tiene recompensa. Recomiendo este libro porque en él aprendes palabras nuevas y conocimientos, yo me lo he leído varias veces y me lo volvería a leer.

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