Misterio en París

Autora: Elena Cost Ruiz
Curso: 1º ESO-B
IES Cárbula, Almodóvar del Río, (Córdoba)

Hola, soy Mario, estudiante universitario de primer año. Uno de mis profesores me ha mandado un trabajo que consiste en ir a un colegio y tratar de descubrir qué profesiones les interesan a los alumnos y alumnas en la actualidad.

A mí me ha tocado ir a la clase de 1º de Primaria y me he sorprendido mucho.

Cuando les expliqué para qué estaba allí y formulé mi pregunta, sus respuestas fueron de lo más variopintas.

—Yo quiero ser policía —dijo Antonio.

—Yo quiero ser bombero —dijo Marcos.

—Y yo veterinaria —dijo María.

—Yo quiero ser actriz —dijo Marta.

Todos… excepto Paula. Entonces, le pregunté:

—¿Y tú, Paula, qué quieres ser de mayor?

—Yo quiero ser escritora —dijo la niña.

Sus compañeros y compañeras rompieron a carcajadas, pero yo me quedé muy intrigado y seguí hablando con ella:

—¿Por qué quieres ser escritora?

—Me gusta mucho leer y creo que la persona que escribe un libro quiere transmitir algo para que perdure y sea recordado para siempre.

Me gusta mucho esa profesión. Es hermoso poder expresar tus sentimientos y yo quiero hacerlo, que todo el mundo sepa lo que siento a través de ese libro, poder compartirlo y que los demás también puedan experimentar esos sentimientos al leerlos, por eso quiero ser escritora.

—¿Me podrías aconsejar algún libro de misterio? –dijo Paula.

—Claro que sí, contesté. Cuando tenía aproximadamente tu edad me encantaba el libro de Misterio en París, de Tea Stilton. Este libro es magnífico y te enseña el valor de la amistad, por eso a mí me gusta tanto. Cuenta la historia de un grupo de amigas: (Nicky, Colette, Violet, Paulina y Pamela) que se van de vacaciones a la casa Colette en París. En aquella casa vive una amiga de Colette, que va a un instituto de moda. Cuando el curso acabe, habrá un gran desfile con los diseños de todos. La amiga de Colette tenía unos diseños espectaculares, pero al llegar al instituto una mañana todos esos diseños habían desaparecido, y tras una gran investigación, no os imagináis qué había ocurrido con ellos.

Todos los niños y niñas se quedaron muy calladitos pero tocó la campana para irse a casa.

Al día siguiente, fui de nuevo al colegio y cuando pregunté de nuevo los oficios que querían ser de mayores, con una sonrisa todos contestaron:

—¡Escritores!

Eso dibujó en mí la misma sonrisa que ellos tenían en sus caras.

Al volver a la Universidad, el profesor nos preguntó:

—¿Habéis averiguado lo que queréis ser?

Entusiasmado, levanté mi mano y el profesor se dirigió a mí:

—Bueno Mario, ¿a qué quieres dedicarte?

—A mí me gustaría ser escritor, para poder expresar mis sentimientos —le dije al profesor.

Al volver a casa, me di cuenta de que todo lo que le dije al profesor lo había aprendido de una maravillosa niña.

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