El juego de Ender

Autor: Arturo Pérez Peralta
Curso: 2º ESO – A
IES Puerta de Andalucía, Santa Olalla del Cala (Huelva)

Tal y como indica el título, este es un comentario sobre el libro titulado El juego de Ender. Primero de todo, he de decir que la elección del libro fue complicada, pues, en mi opinión, es imposible tener un libro en concreto que sea considerado como tu preferido, pues existen demasiados. Otros candidatos para este puesto eran Yo, robot del gran Asimov y 20.000 leguas de viaje submarino del conocido Julio Verne.

Como dijo Jack el destripador, vayamos por partes: primero hablemos del argumento, que es, a mi juicio, la parte más importante de un libro.

El libro trata sobre Ender, un chico de 6 años que es superdotado y es escogido por los militares para dirigir sus ejércitos, pues están en guerra con una raza de alienígenas conocidos como ‘insectores’, mientras que los hermanos del chico (también superdotados) intentan ganarse un lugar en la sociedad de una Tierra que teme a una raza de alienígenas (insectores). Mientras, sus hermanos, el cruel Peter y la amable Valentine, buscan modificar la opinión mundial en los foros de redes informáticas escudándose en el anonimato, pues se les empieza a conocer como Demóstenes y Locke.

Ellos buscan que los distintos países del mundo se den cuenta de que los rusos están escudándose en el llamado “Pacto de Varsovia” para hacerse con el control del Hegemón, el Polemarch y el Strategos (tres facciones que se pelean por el dominio de la Tierra durante la guerra con los insectores).

La premisa puede parecer a simple vista poco atractiva, o incluso que busca ser pretenciosa con frases grandilocuentes sobre la guerra, los ideales perdidos o cualquier otro tema recurrente en este tipo de relatos. Incluso, aunque la idea sobre la Tierra en guerra con extraterrestres parece típica y genérica, el libro utiliza esta premisa para hablar de algo mayor: los monstruos en los que nos podemos convertir las personas.

El juego de Ender es una obra que habla, sobre todo, de las personas y de cómo van cambiando con el paso del tiempo. La evolución de Ender como personaje a lo largo del libro lanza un mensaje claro: los monstruos no nacen, se hacen. También, en el desenlace del libro, cuando Ender vence a los insectores y descubre que ellos no iban a atacar la Tierra otra vez como creían los humanos, y que lo que le habían hecho creer que eran simulaciones de batallas era la guerra de verdad y había mandado personas a morir de verdad, es cuando el libro hace una deconstrucción de un tópico: los protagonistas no siempre son los buenos de la película. Y es que cuando Ender descubre que es prácticamente un asesino, se destroza. Y es de agradecer, pues es como una compensación por todas las obras de ficción genéricas que intentan calar hondo con sus guiones grandilocuentes pero que al final son incapaces de hacer a lector sentir algo.

Pero al César lo que es del César: de la misma forma que he alabado lo bien llevada que está la obra para ofrecer algo nuevo al género de la ciencia ficción, también he de criticar con dureza los aspectos negativos del libro, como su penosa traducción del inglés, sacando de contexto muchas situaciones y haciéndolas casi incomprensibles. También la trama secundaria de Valentine y Peter es, a simple vista, más interesante que la de Ender, pero siempre queda apartada a un segundo plano y nunca se llega a desarrollar completamente. Incluso cuando finaliza esta subtrama sigue estando inconclusa: Sí, Peter es el nuevo líder del Hegemón, ¿pero qué hay del Polemarch y del Strategos? Quiero decir, los hermanos de Ender pretenden evitar que los rusos se hagan con el control de la Tierra, pero a pesar de que Peter sea el nuevo Hegemón (nombre que recibe el líder del, válgame la redundancia, Hegemón) las otras dos facciones siguen estando expuestas a un ataque interno de los rusos, y nunca se sabe más de ello.

Sin embargo, me gusta especialmente el final del libro, porque termina con Ender superando su traumática experiencia y mirando hacia el futuro, hacia lo que le depara el mañana. Para evitar entrar en detalles del final (que, pese a todo tiene sus fallos, pues no deja de ser un “anuncio” para una secuela), me limitaré a decir que es Ender perdonando a sus enemigos e ignorándolos, pues se da cuenta de que, tras todo lo que ha pasado en su vida, no vale la pena angustiarse por una memez semejante, y viendo como madura y decide afrontar su futuro, pues una vez ha perdido su niñez decide que no va a perder el resto de su vida, y que, al final, vale más la pena perdonar que odiar, pues siempre que ha odiado ha matado. Este se trata de un Ender más adulto y optimista, que ha decidido dejar su pasado atrás y que, finalmente puede estar en paz consigo mismo, y es que esta es una enseñanza que me gustaría extrapolar a mi vida cotidiana, pues me parece admirable vivir de forma tan optimista y… qué bonito es ver la vida así.

Síguenos y comparte en redes sociales: