IES Félix Rodríguez de la Fuente (Sevilla) 2020

Konrad o el niño que salió de una lata de conservas

Autora: Aitana Ruiz Gutiérrez
Curso: 1º ESO C
Centro: IES Félix Rodríguez de la Fuente (Sevilla)

La lectura siempre ha sido un refugio para mí. Todavía recuerdo las primeras veces que, por mí misma, me disponía a leer libros que siempre me llevaban a sus historias de viajes y misterios, fantasías y duendes.

Ya hacía tiempo que me disponía a leer este libro, pero iba posponiendo el momento de coger sus maravillosas, suaves y nuevas páginas. Su nombre es ”Konrad o el niño que salió de una lata de conservas” , desde el momento en el cual, la directora de mi antigua escuela me lo regalo como recompensa por haber ganado el concurso que, como cada año, se celebra en homenaje a la Feria del libro dónde todo los alumnos hacen carteles reflejando la importancia de la lectura, no me había dado por leerlo.

Un día normal, como cualquiera, estando yo aburrida,el libro me brilló con tal luminosidad que mi cerebro tuvo la intención de cogerlo. Fui derecha a él, lo cogí y lo abrí. No pensaba que fuera a gustarme, ni a entretenerme, ya que su título no me atraía, y hasta ese momento me había pasado toda mi corta vida juzgando a todos los libros por su título. Me leí la primera página, y tan normal, la segunda, bueno y a la tercera ya tenía ganas de terminarlo y saber como acabaría aquella fantástica historia. Trataba de una señora, Berti, que era aficionada a las compras por catálogo. Ella era feliz tejiendo alfombras y viviendo como vivía, sola, la gente la consideraba rara, hasta yo al principio, aunque más tarde ya me parecía una señora adorable y tierna. Un día le llegó un paquete, bastante extraño y grande, y al abrirlo, después de un tiempo pensándolo, se llevó la sorpresa de ver una lata de conservas muy grande. Al abrir la lata, se llevó otra grata sorpresa, un niño de unos siete años de edad salió de aquel objeto. La señora Berti lo acogió, aunque sin saber muy bien de dónde procedía y cómo había llegado a sus manos. Aprendió a cuidarlo, junto a su amigo, pero, más tarde, se enteraron de que la empresa que lo había enviado se lo quitarían, ya que había llegado allí por equivocación. La mejor amiga de Konrad, a la que había conocido ya que era su vecina y estudiaban en la misma escuela, la señora Berti y su amigo hacen lo posible para que no se lo lleven.

Simplemente letras,que me parecían haber sido escritas para que gente como yo soñara. Letras eran las que durante noches me relajaron y durmieron y me hacían tener ganas de que llegará la oscuridad. Cada vez que lo miro, lo veo, lo toco, me trae recuerdos de aquella historia que llevaré conmigo toda mi vida. A día de hoy recuerdo a Konrad, a la señora Berti, a su historia, que me hacía volar noche tras noche por un cielo escrito por letras, un cielo con formas raras de color negro. Doscientas once páginas, millones de letras, noches, noches, y más noches que recuerdo con nostalgia, alegría y pensando, en que si, ese día mi cerebro no hubiera tenido el impulso por hacerme abrir ese mar de letras, nunca hubiera podido descubrir su historia.

A día de hoy, amo la lectura, los libros y sus aventuras. Me llevan a distintos mundos, fantásticos o de misterios, que me suelen parecer hechos para mí, pero que seguramente transporten a más de una persona al fantástico mundo de la imaginación que no tiene fin.

Otros libros como El fabricante de sueños, El secreto de Lena o el más reciente Las mil y una noche, me han llevado de un lugar a otro, sin la necesidad de moverme y gracias a ellos y a muchos más que me esperan seguiré creciendo y abriendo mis pensamientos.

El buque maldito

Autora: Beatriz Aranda Espinar
Curso: 1º ESO C
Centro: IES Félix Rodríguez de la Fuente (Sevilla)

Una de las mañanas de las vacaciones de Navidad me desperté y fui hacia el salón, pero en vez de poner la televisión decidí leerme un libro que me recomendó mi madre. Estaba en un armario, y era un libro un tanto antiguo, pero interesante por su título. Me senté en el sofá y empecé a leer las primeras páginas. Fue ahí cuando descubrí diversas aventuras, sorprendentes y llenas de intriga.

El libro El buque maldito es de la colección P.P.P Juvenil y lo escribió Emilio Salgari. Trata de un viejo marinero llamado Catrame, de barba blanca, pelo claro y tez rugosa que odia la tierra firme y hablar, al que encuentran bebiendo alcohol por error en un barco. Al ser un poco viejo y siempre fiel, al capitán le da pena y en vez de ponerle un castigo tradicional, le pone uno que se inventa: tiene que contar en doce tardes sus mejores historias, mientras se sienta en un antiguo barril y los marineros le escuchan. Basadas en hechos que le pasaron en distintos barcos, intenta defender con sus historias las fábulas o leyendas tenebrosas, como sirenas, aparecidos, buques fantasmas, entre otros.

Siempre que él cuenta una historia que cree que no tiene explicación, el capitán le da una y con bastante lógica, llegando al punto en el que había veces que Catrame no se presentaba por estar pensando en la explicación que le dio el capitán a alguna de sus historias.

Al principio los que oían sus historias se reían, pero con el paso del tiempo los marineros cambiaban de pensar y cada vez creían más que podría ser verdad, e incluso en la hora de vigilar el barco por la noche les aterraba la idea de quedarse y que les pasase algo similar a alguna historia que contó Catrame.

Nunca imaginé que un libro que cuenta las historias de un marinero en un barco captase tanto mi atención. Además, no hizo falta que me sintiese identificada con ningún personaje para que el libro me gustase. Es un libro asombroso con un final que no me esperaba, pero que me encantó, y que cuando termina te quedas con ganas de leer más aventuras suyas, porque, aunque todas puedan tener una explicación razonable, siempre te sorprenden. Me alegro de haberlo leído porque al leerlo me entraron ganas de introducirme más en el mundo de la lectura.

Y es que, al final, todos los libros tienen su propia esencia, esa que los hace ser diferentes y únicos a los demás.

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