Un mundo feliz
Autor: Daniel Olmo Bermúdez
Curso: 2º ESO-B
IES Fuente de la Negra. Fuensanta de Martos (Jaén)
Mi libro preferido se titula Un mundo feliz, de Aldous Huxley.
Es un libro que refleja un mundo futuro en el que condicionan mediante la técnica del psicólogo Pavlov, entre otras, a los bebés recién nacidos, que “fabrican” artificialmente. También muestra un mundo en el que el sufrimiento se ha suprimido mediante ese condicionamiento, producción de bebes mediante un sistema de castas, una estructura laboral y de ocio bien definida y por el soma, “la medicina perfecta”. Pero, para llegar a este mundo, se han sometido y aislado a miles de personas en lo que llaman “Reservas de salvajes” grandes zonas cercadas por miles de kilómetros de vallas de alta tensión. Estos “salvajes” son personas que no han querido renunciar a los valores, creencias y en definitiva, a la antigua sociedad. Y a las islas, se envían a las personas que proceden del “mundo feliz”, que han llevado “conductas peligrosas” para la sociedad, por pensar diferente y querer recuperar retazos del antiguo mundo, además de haberse individualizado y tener propias ideas que salen de la perspectiva de ese mundo estable, es decir, que se han convertido en verdaderas personas.
Además, se condena todo lo antiguo, es decir, todo lo anterior a la era de Ford (aquí los años se cuentan como antes de Ford o después de Ford) y se ha sustituido a Dios por éste último, por Ford. Un ejemplo es el de que a las cruces cristianas se le subía el travesaño a lo alto para formar una “T”, en honor al mítico coche de Henry, que llevó el sistema de producción en cadena en la Ford Motor Company. Prácticamente, los rangos altos, muestras de respeto, y todo lo que es “bueno” lleva aplicado diversas formas del apellido de Henry, como “dar gracias a Ford” o “su fordería”. Y se lleva más allá este concepto, ya que los bebés se producen en cadena como el sistema que usó.
Se prohíben o regulan los avances científicos, porque pueden provocar desajustes y problemas en el “Estado Mundial”. Los libros y el cine también sufren de una fuerte censura, ya que tienen que pasar por un interventor mundial para que se apruebe su publicación. Todos los libros anteriores a la era de Ford están prohibidos, y solo unos pocos, como los interventores, tienen acceso a ellos.
La parte que más me gusta es cuando llevan a John el Salvaje fuera de su reserva, al mundo del que vino su madre accidentalmente, y queda asombrado por todas las cosas que allí estaban establecidas.
En definitiva, el libro es una visión de un futuro en el que se han perdido los valores humanos, y en el que triunfa el consumo, la estabilidad y una felicidad “prefabricada”. Un vaticinio escalofriante, pero tal vez posible.