Relato invisible
Autora: María Martín Nieto
Curso: 2º ESO
IES Al-Lawra, Lora Del Río (Sevilla)
Cuando me pongo a pensar en el libro que más me ha gustado me resulta muy difícil elegir. Me pasó igual cuando mi perra Laly tuvo cachorritos y mi padre me dijo que solo nos podíamos quedar con uno, tampoco supe cuál elegir y le dije a mi hermano que lo decidiera él. Pero hoy no puedo hacer lo mismo, hoy he tenido que pensar y pensar hasta escoger mi libro favorito. Y después de repasar varios títulos que se me venían a la memoria porque me habían encantado, creo que el favorito es un libro titulado Invisible de Eloy Moreno, un conocido autor castellonense nacido en 1976, que ha escrito numerosas novelas como El bolígrafo de gel verde, Lo que encontré bajo el sofá…
Si cuento el argumento puede que penséis que es un poco simple pero ya veréis que no. Se llama así porque el protagonista es un niño que despierta de un coma por un accidente y comienza a decir que es invisible, que tiene poderes.
En el hospital recibe visitas de personas muy queridas para él: su hermana Luna, Kiri y la psicóloga que lo trata a la que le cuenta que los monstruos existían y que estaban por todas partes. Kiri la chica a la que hemos conocido antes era una persona muy especial para el chico invisible pues estaba enamorado de ella pero prefería no decirle nada por miedo a perderla. Ella y Zaro eran sus amigos del instituto.
Pero el instituto también albergaba enemigos muy poderosos, como MM, el típico chico guapo, alto, fuerte y chulo… Además, a MM se lo consentían todo sus padres ya que tenían bastante poder adquisitivo. La familia del chico invisible no era tan adinerada pero entre ellos existía lo principal: amor y respeto y le habían enseñado a ser humilde y sencillo. Su enemistad había comenzado cuando el chico invisible se había negado a dejarse copiar en un examen de matemáticas. A partir de ahí, MM le hizo la vida imposible: le tiraba el bocadillo al suelo, le pegaba, le empujaba, se burlaba de él… y todo eso pasaba sin que los demás hicieran absolutamente nada. Además, el acosador tenía la complicidad de un grupo de chicos que le reían las gracias.
Cada día era igual, MM se burlaba de él o le agredía y nadie le ayudaba. Esto fue lo que le hizo pensar que era invisible, creía que nadie le ayudaba porque no lo veían, que nadie se daba cuenta de lo que estaba pasando porque, en determinados momentos, su cuerpo desaparecía.
El chico invisible llegó a la conclusión de que si nadie le ayudaba, debía hacer algo para parar la situación. Incluso pensó en echar veneno a su bocadillo para que cuando MM se lo quitara, se envenenara. Pero no, lo que hizo fue enfrentarse al “matón” y golpearle con toda la furia de la que fue capaz de sacar de su cuerpo y tampoco nadie reaccionó. Solo grababan con sus móviles pero nadie quiso implicarse, como siempre.
La reacción de MM no se hizo esperar y, a la salida de clase, lo esperó junto con sus amigotes y lo atacaron de improviso. El chico invisible llegó a casa dolido, frustrado pero, sobre todo, con miedo, mucho miedo.
El acoso por parte de MM cada vez aumentaba más hasta que la profesora de Literatura, harta de ver la misma situación día tras día en el patio, decidió intervenir y contárselo todo a la directora del centro pero la directora respondió con la frase tan normal en estos casos: “serán cosas de críos …” Pero la profesora no quedó muy conforme con la respuesta de la directora y en una de sus clases se dejó llevar por el dragón que llevaba en su interior y decidió empujar a MM sobre la pared y agarrarle con todas sus fuerzas por el cuello aunque al final decidió soltarlo. Una tarde en el parque la profesora de Literatura se acercó al chico invisible y le contó que ella también había pasado por eso y sabía lo que estaba sucediendo. Le aconsejó que saliera adelante, que se lo contara a sus familiares y amigos y que no tuviera miedo ya que todos le iban a apoyar.
Cada día, en clase de literatura, analizaban una palabra (cobarde, empollón…) y MM cada día se sentía más identificado con cada palabra pero se sentía mal, muy mal, no llegaba a entender qué estaba cambiando a su alrededor. Incluso pensó al analizar la palabra “empollón” que, probablemente, en un futuro, todo empollón lograría con esfuerzo y talento lo que se propusiese, cosa que él tal vez no conseguiría. Finalmente MM se dio cuenta de que meterse con los empollones o con cualquiera no le iba a servir para nada y decidió parar esa actitud. El chico invisible dejó de ser invisible y volvió a ser visible para todos los que lo rodeaban.
Lugares y ambiente donde transcurre la acción
Esta novela transcurre en varios lugares de los cuales los más importantes y que se repiten son:
- El instituto, donde el chico invisible recibe un ambiente hostil porque asistir a clase le suponía soportar burlas y agresiones de MM.
- El hospital, en el que se recupera de un gran accidente, donde los médicos le atendieron y puede hablar con la psicóloga.
- Su lugar preferido que usaba como escondite, donde iba cada día al terminar el instituto y donde se sentía a salvo.
¿Por qué decidí escoger este libro?
Porque, además de que me lo habían recomendado, me había llamado la atención y al comenzar a leerlo ya me gustó muchísimo. Este libro refleja lo que hoy en día, en pleno siglo XXI, hacen muchos jóvenes. Por ejemplo, ven una pelea y en vez de separar o llamar a algún adulto, sacan sus teléfonos móviles y empiezan a grabarlo todo. No nos damos cuenta de la gravedad que tiene el acoso escolar y que afecta físicamente y psicológicamente.
Debemos implicarnos todos y que ningún niño o niña crea que es invisible porque nadie le ayuda. Si todos le ayudamos, si todos le plantamos cara al acosador, la víctima no estará sola, seremos muchos, y no se atreverá a acosarlo. Nadie más será invisible.