La evolución de Calpurnia Tate
Nombre: Elisa Trujillo Valenzuela
Curso: 1º ESO A
Centro: IES Alhendín (Alhendín, Granada)
Callie Vee se paró delante de las escaleras marmoleadas de la Universidad de Biología. Debía entrar, no podía detenerse allí eternamente, aunque le hubiera gustado pasarse toda la mañana observando la entrada de aquel edificio, como si fuera la entrada al paraíso. Lo cierto es que, para aquella chica, de alguna manera sí que era la entrada al paraíso. Su paraíso.
Comenzó a subir los escalones y a recordar por qué estaba ella allí; y, poco a poco, Callie se fue sumergiendo en el maravilloso mundo de los recuerdos, lleno de melancolía y nostalgia. Y en el caso de Callie, también tristeza, esa tristeza que se le clavaba en el pecho como una estaca, que le dificultaba la respiración, esa tristeza que provoca el saber que jamás volverás a ver a alguien a quien quieres. Os voy a contar la historia de Calpurnia Tate.
Situémonos en un caluroso verano en Texas del año 1899. La madre de dicha niña insistía en que se convirtiera en una señorita, que aprendiera a tocar el piano, a cocinar y a coser. Pero ese verano, Callie empezó a plantearse cosas. A cualquiera le pueden parecer preguntas estúpidas, pero, ¿quiénes somos nosotros para cuestionar la curiosidad de una niña?
“¿Por qué hay dos tipos de saltamontes, unos verdes y pequeños, y otros amarillos y grandes?”. Pura curiosidad. Al principio, Callie optó por preguntárselo al viejo cascarrabias de su abuelo, que se pasaba todo el día en su laboratorio, pero él no la ayudó en nada.
-Una chica tan inteligente como tú debería saber ya eso- dijo cuando le planteó su duda – ven a contármelo cuando lo resuelvas. – le dijo el viejo tacaño.
Así que Callie optó por la segunda opción.
La clave de todas sus preguntas se llamaba “El origen de las especies”, un libro escrito por Charles Darwin. Así que, un día, Callie le comunicó a su familia que quería obtener el libro y fue a la biblioteca de la ciudad más cercana ansiosa por encontrarlo. Sin embargo, he de recordaros que estamos en 1899, y nosotros no podemos negar la curiosidad de una chica, pero una bibliotecaria altamente religiosa y arrogante sí. Callie estaba frustrada, pero después de darle tantas vueltas a su cuestión encontró la solución a su pregunta, no había dos tipos de saltamontes, solo que unos habían evolucionado mejor para poder sobrevivir.
Callie corrió a contarle al abuelo su descubrimiento. El viejo se mostró sorprendido antes la respuesta de la chiquilla.
-Acompáñame- le dijo a la chica.
Callie estaba nerviosa, ¿Qué iba a hacer? ¿La regañaría? El abuelo recorrió la casa hasta llegar a la biblioteca que tenía restringida el paso a toda la familia. El abuelo abrió la puerta, ambos entraron, a continuación, abrió un armario del que sacó un libro: El origen de las especies, de Charles Darwin.
Este es el inicio de la relación entre Callie Vee y su abuelo. Un hombre que a pesar de ser un poco huraño, alentó a una chica a no reprimir su curiosidad.
Callie sube otro escalón, y desbloquea otro recuerdo.
Recuerda cuando, junto con su abuelo, descubrió una nueva planta, sí, ¡una nueva especie! La primera vez que la encontraron apenas se fijaron en ella, pensaron que era una algarroba. El abuelo le dijo que nunca había visto una especie así en ningún libro. Así que, un buen día, el abuelo y la chica se acercaron a un pueblo llamado Lockhart. Callie llevaba el espécimen en una caja. Acudieron a un fotógrafo para que le sacara unas fotos a su algarroba.
Cuando llegaron a casa, el viejo señor mandó las fotos del nuevo espécimen acompañadas de una carta a la institución Smithsonian. Callie estaba nerviosa, ¿y si no era un nuevo espécimen? y ¿si solo era una algarroba medio podrida? Sin embargo, meses más tarde, llegó un telegrama. Al principio, la chica pensó que se trataba de algún asunto de su padre, pero el telegrama venía de Washington. ¿Conocía su padre a alguien de Washington, o acaso era…? Callie fue corriendo a buscar a su abuelo. Abrieron el telegrama velozmente. Este confirmó todas sus dudas, decía que tras una rigurosa investigación, habían descubierto que, en efecto, habían encontrado una flamante nueva especie. El abuelito se quedó sin palabras. Se habían ganado su hueco en los libros de ciencia.
Callie da otro paso hacia delante y otro recuerdo acude a su memoria.
Su desastrosa audición de piano en la que casi se desmaya. Y cuando le enseñaron a cocinar aquellas asquerosas tartas de manzana. Su madre verdaderamente tenía fe en que algún día fuera una dama.
Continúa ascendiendo.
Recuerda esa vez cuando su abuelo le dio a probar aguardiente, y sonríe al recordar el picor y el calor que le provocó.
Sube otro escalón.
Recuerda la muerte de su abuelo.
Se para en seco. Y dos gruesas lágrimas surcan como ríos su cara.
Entonces evoca la voz de su abuelo, resuena en su cabeza como si le estuviera hablando de verdad, como si estuviera allí con ella. Y sabe que, en cierto modo, él si esta allí, y está orgulloso de ella. Porque, en una sociedad en la que todos la habían negado (hasta su propia madre pensaba que tenía que ser una dama y casarse), ella había conseguido lo que tanto anhelaba.
Abre los ojos. Mira hacia delante.
Y cruza la puerta hacia su paraíso.
La historia interminable
Nombre: Estela Luque Cano
Curso: 1º ESO B
Centro: IES Alhendín (Alhendín, Granada)
Me llamo Sebastian y os pongo en situación. Como todos los días los abusones del colegio me perseguían. Era una mañana fría y gris de noviembre, estaba lloviendo, me estaba empapando la ropa, estaba nervioso y asustado. Me escondí en una librería o en realidad no estaba seguro de qué era, el cartel era poco visible con la lluvia. Abrí la puerta y violentamente me quedé parado, quieto y callado: a mi lado había estanterías del suelo al techo, delante de mí había una montaña de libros tan alta como una persona, y detrás de esa montaña había una pequeña luz como los rayos de un sol, tan potentes, pero a la vez tan diminutos. También había unos aros de humo. Se escuchó una voz.
– Cierra la puerta. Dentro o fuera. Hay corriente.
Cerré la puerta con suavidad y me dirigí hacia aquella voz, con miedo y a la vez observando todo. Detrás de aquella montaña de libros había un hombre calvo, pero por debajo de las orejas le brotaban muchos pelos blancos. Me miró e hizo una mueca de asco.
– ¿Qué haces aquí?
– Huía – dije con suavidad.
– ¿Huías?
– Huía de los abusones.
– Ahh. Detesto a los niños, siempre llenan los libros de sus asquerosas babas y de mermelada – dijo con asco.
– No todos somos así – aclaré.
– ¿Qué?
– Yo no soy así, además yo leo un montón de libros -dije intentado defenderme.
– ¡Ja! Sí, claro – dijo con tono de superioridad.
Se levantó de su silla y fue a una habitación. Tenía un libro. Era alto y ancho, con un raro símbolo de dos serpientes unidas. Era extraño, pero llamaba a mi curiosidad.
Miré a los lados disimuladamente, cogí el libro cuidadosamente y lo metí en mi mochila. Salí de aquella librería; era obvio que me salté toda una clase, así que decidí meterme en el desván del colegio. Siempre me metía ahí cuando quería despistarlos. Entré y comencé a leer.
Allí reunidos en el bosque estaban un elfo, un duende y un comerrocas.
– Y decidme qué hacéis aquí – dijo el duende para romper el hielo.
– Pues a mí me han enviado de mi pueblo para hablar con la emperadora infantil y que podamos solucionar lo de «la nada»- dijo el elfo.
– ¡Oh! a mi también me han enviado para lo mismo – dijo el duende emocionado.
– ¡Oh! a mí igual, qué coincidencia – dijo el comerrocas mientras cenaba.
– Amigos, amigos, se me ha ocurrido una idea, ¿por qué no nos vamos juntos? – dijo el duende.
-!Gran idea! – dijeron el comerrocas y el elfo a coro.
Tras lo decidido recogieron sus cosas y montaron en «vehículos» y se prepararon para irse.
– ¿Seguro que vas bien con eso? jajaja – rio el duende.
– Claro que sí, es un caracol de carreras, va más rápido de lo que parece – dijo el elfo en tono burlón.
El duende rio, pero cuando vio al caracol ponerse en marcha quedó asombrado por su rapidez.
– Vamos, vamos, que nos va a adelantar – dijo el duende mientras se montaba en un murciélago.
Mientras tanto el comerrocas montaba en su moto hecha de roca. Se dirigieron a la torre de marfil y se colaron en la reunión.
– Hola, buenas noches viajeros de todas partes del mundo. Me presento, soy el representante de la Emperatriz infantil – se presentó un hombre alto y calvo, pero cuya cabeza nacía de una cresta hecha de su propia piel.
<<¿Por qué no está la emperatriz infantil?>> se escuchaba a lo lejos.
– Me temo que no puede estar presente. Tiene una grave enfermedad. Bueno, en esta reunión elegiremos quién nos salvará de la nada – dijo el representante – ¡Atreyu!
Entre la multitud se escuchaba el murmullo, susurros, aplausos. Atreyu apareció entre la multitud, algunos murmullos de aprobación, otros de desaprobación.
– ¡Que un niño no puede ser, él no hará nada para detener la nada!
Atreyu estaba ofendido por los reproches ya que tenía que estar preparado para su gran aventura.
– No me gustaría discutir esto – dijo el representante – Atreyu es el elegido – añadió.
Atreyu montó en su caballo y se despidió de la torre de marfil. Pasaba y pasaba caminos, tuvo muchos obstáculos, pero siguió.
Atreyu es muy valiente. Ojalá yo fuera así de valiente, me podría defender perfectamente de los abusones.
Después de meses de viaje llegó el final de su aventura. La batalla de la torre de marfil.
He terminado de leer la historia, me han pasado muchas cosas, ay, quisiera ayudar a Atreyu y meterme en la historia con él.
Bueno, es mejor que le devuelva el libro al señor de la tienda.
Harry Potter y la piedra filosofal
Nombre: Eugenia Gamarra Puente
Curso: 1º ESO C
Centro: IES Alhendín (Alhendín, Granada)
«Hay que tener mucho valor para oponernos a nuestros enemigos, pero mucho más para desafiar a nuestros amigos.» Frase de Albus Dumbledore al final de este primer libro de esta maravillosa saga, dirigida a Neville Longbottom, que a pesar de esa buena amistad que tenía con nuestro protagonista, interpuso la prioridad de su casa de Hogwarts a su amistad con Harry. Ahora dirás, “madre mía, qué cobarde, prefiere perder una amistad y ganar a seguir con su amistad y perder” ¿Pero tú qué habrías hecho? ¿poner en un compromiso a tus compañeros por una persona? ¿o te atreverías a enfrentarte a un amigo por tus compañeros? Yo, sinceramente creo que haría lo mismo que Neville porque, al fin y al cabo, ¿no se dice siempre que mejor estar solo que mal acompañado?
Bueno, me estoy yendo por las ramas, venimos a hablar sobre un libro, no sobre una expresión, ya que en este libro pasan muchas cosas más. ¿Podrías imaginar alguna vez un banco dirigido por duendes? ¿o una calle secreta en Londres que te lleve a tiendas de objetos mágicos? ¿o un ajedrez gigante? ¿o llaves voladoras? ¿o una piedra que te haga vivir eternamente? ¿o un bebé que sobrevivió a una de las personas más temidas del mundo mágico?. Toda esta fantasía y mucha más la puedes en encontrar en este libro.
He decidido hacer el artículo de este libro porque es algo tan interesante que mucha gente, por el hecho de que el protagonista lleve unas gafas redondas y vea una idiotez un colegio de magia, piensa que es una cosa de “frikis”. Pero esto va mucho más lejos que una sola historia de magos locos. Si tan solo esa gente que piensa que no va a aportar nada a su vida decidiese leer el libro o decidiese ver la película, sabría lo que se ha estado perdiendo.
A mí me pasó que, cuando tenía 10 años, odiaba muchísimo Harry Potter, y un día mi hermano vino muy entusiasmado del instituto, pues le habían mandado leer Harry Potter y le había parecido muy interesante la trama, por lo que decidió verse las películas ese fin de semana. Él me animó a que las viese yo también, pero yo me negué, pues también pensaba que era de “frikis”, por lo que yo me puse a hacer deberes mientras que mis padres y mi hermano veían la película. Yo intentaba concentrarme en mis deberes, de verdad, pero el hecho de estar en la misma habitación que mi familia me tentaba a mirar la pantalla, y no podía despegar el ojo, pues me pareció tan interesante y tan lejos de mi prejuicio sobre el libro. Desde entonces me leí y vi todos los libros y películas de la saga.
Bueno, cómo no, otra vez me he ido por las ramas, pues solo he contado una de las muchísimas impresionantes cosas de este libro, no solo por la historia, sino por también eso de pensar “¿y qué va a pasar después?” Pues es muy típico que ocurra la última cosa que te esperas.
Hablemos un poco de la historia. Un chico normal, que tras la desafortunada muerte de sus padres magos, asesinados por uno de los más temidos seres mágicos, va a vivir con sus tíos no-mágicos “muggles”, que nunca le cuentan la verdad sobre la muerte de sus padres o el motivo de su cicatriz. Un día, así como así, llego una carta, pero no una cualquiera, no, esta tenía algo raro: iba dirigida a nuestro protagonista, invitándolo a acudir a Hogwarts, colegio de magia y hechicería. El caso es que nuestro protagonista no sabía nada de lo que era la magia ni su mundo, y sus tíos tampoco le ayudaban, pues no le dejaban leer la carta, pero cada día llegaban más, y más, y más cartas, hasta que decidieron mudarse aislados de la sociedad. Esa noche, la noche del cumple de Harry, ocurre algo extraordinario: un hombre mezcla de humano y gigante entra en la casa para contarle la verdad sobre sus padres y sobre quién era. Desde ese momento, Harry empieza a conocer la magia y hace nuevos amigos, como Ronald Weasly o Hermione Granger, y también tendrán un misterio que resolver sobre una piedra muy especial.
Ahora que me fijo bien, me doy cuenta de que parece más la contraportada de un libro, esa en la que te explican un poco sobre este, pero que siempre omite las cosas más increíbles e impresionantes. Yo no lo he hecho con la intención de que parezca aburrido, pero mi deber como escritora es no hacer nunca “spoilers”, porque entonces se acaba toda la magia.
Yo, si fuera tú, no seguiría sentado ahí leyendo mi opinión, no, desde luego que no. Yo, ahora mismo, me iría a comprobar si de verdad es tan buena saga como explico aquí o solo soy una chiflada obsesionada con que le llegue una carta de un colegio que no existe, o una loca que pretende arrastrar a todos a su mundo, ese en el que existen las varitas mágicas, los perros de tres cabezas y los dragones. Pero, ¿y si de veras es esa mi intención? No, es broma, no estoy loca (por ahora). Es un gran libro y en serio creo que deberías leértelo si aún no lo has hecho. Y si nada de lo que te he dicho te ha convencido para que quieras leértelo, suerte, amigo/a, porque eres un hueso duro de roer.
Y recuerda, es leviOsa, no leviosA. (Te amo Hermione)
Búsqueda del tesoro en Granada
Nombre: Isabel Tejada Gómez
Curso: 1º ESO B
Centro: IES Alhendín (Alhendín, Granada)
Este es un libro que, como su nombre indica, trata de la búsqueda de un tesoro. Me parece que es un libro que explica muchísimas cosas y que cuando te enteras bien de la historia es como si te abrazara tan fuerte que no pudieras salir. Yo os invito a que lo leáis.
Siento la necesidad inmensa de que lo leáis porque si os gusta la aventura y la intriga, es ideal para vosotros. Después de leerlo sentí una cosa por dentro como si me hubiese entusiasmado tanto que me lo acabé de leer en un abrir y cerrar de ojos. Uno de mis libros favoritos. En mi opinión es espectacular.
Cuenta la historia de Halla, una niña islandesa que junto a su familia se muda a España. Ella y su familia llegan a Granada, una provincia de Andalucía y descubren cosas que en Islandia no existen como ¡LAS TAPAS!. Un día, su padre, que estaba obsesionado con la historia, le cuenta que los antiguos árabes escondieron un tesoro en las cuevas del Sacromonte y ella, entusiasmada, empezó a investigar y ¿Qué crees que pasará después?.
(ESTO SOLO ES UNA PARTE. SI QUIERES ENTERARTE DE LA HISTORIA… LEELO. ¡NO HAY MAS QUE HABLAR!)
Diferente
Nombre: Tíscar Bustos Lara
Curso: 1º ESO C
Centro: IES Alhendín (Alhendín, Granada)
Desde muy pequeña me ha apasionado mucho la lectura, y a pesar de que esa pasión se desvanece y aparece en el tiempo, es algo muy bonito. Viajas a lugares inexistentes, áreas de las que nadie sabe, sitios donde han pasado las cosas más interesantes y en los que puedes conocer situaciones tanto reales como ficticias. Por todo eso me gustaría hablaros sobre el libro que más me ha impresionado: Diferente, de Eloy Moreno. Y os preguntaréis: “¿Por qué este libro y no cualquier otro?” Pues bien, hay distintas razones por las que este libro me ha asombrado. Pero antes de introduciros en el profundo mundo de la lectura, de la vida y la reflexión, me gustaría presentaros un poco el libro.
En esta fantástica historia la protagonista se llama Luna, una chica que lleva en un hospital mucho tiempo, ya que tiene muchas enfermedades terminales: tiene ELA, un cáncer en la cabeza, problemas circulatorios, esclerosis múltiple, etc. La historia comienza cuando una nueva psicóloga viene a prepararla para lo inevitable, la muerte. En el momento en que comienzan a hablar, la psicóloga se da cuenta de que Luna sabe más de lo que tendría que saber. Ella tiene grandes capacidades, es superdotada, y gracias a eso, comprende lo que significa todo lo que le va a suceder. No lo niega, lo asume, no patalea. Luna ya lo ha aceptado. Luna le cuenta a la psicóloga todo su mundo; todo lo que había en su sombrero, el sitio donde estaban todas sus fuerzas, toda su vida.
Esta historia puede parecer muy sencilla en un principio, pero tiene un trasfondo muy profundo. Una de las frases que más me impresionaron fue “no me di cuenta de lo diferente que era hasta que me lo dijeron los demás”. Esto dice mucho de cómo actuamos las personas cuando vemos a alguien diferente a los estándares de lo que es “normal”, bien sea ligeramente o extremadamente diferente. Luna era una niña que, sí, era un poco diferente al resto de sus compañeros, pero seguía siendo una niña, alguien que quería hacer vida normal, aunque no pudiera por sus condiciones físicas.
Otra de las razones por la que es este mi libro preferido es por cómo el autor consigue fusionar muchas historias paralelamente sin que el argumento pierda sentido o sea confuso. Mezcla pasado con presente, realidad con ficción, todo en una misma historia, en una aventura en la que viven varias personas tratando de encontrarle sentido a la vida. También te hace ver que la gran mayoría de adultos no comprenden la mente de los niños, como le pasó a la psicóloga cuando Luna le explicó su teoría de la vida y la conexión entre sus seres queridos. La psicóloga pensó que el tumor de la cabeza de Luna le estaba haciendo alucinar, al cabo del tiempo, entendió cómo su teoría no era una alucinación, solo era cuestión de acercarse a su mundo, creer en lo que decía y explicaba.
Sin duda, mi personaje favorito es Luna. Ella siempre está ayudando a todos, habla con los que no tienen con quien hablar, genera ilusión a los niños. Siempre está ayudando a todos sin guardarles rencor a los que en algún tiempo se rieron de ella por ser “diferente”.
Sinceramente, creo que Luna, al ser consciente de su final, siempre trataba de decir y actuar de la mejor forma para así no arrepentirse de sus acciones. Este libro nos hace reflexionar acerca de cómo lo que a algunas personas le parece algo normal, para otras es un mundo. Algo que quizás no habían hecho desde hace años o quizás nunca, hace que aprecies cada detalle de lo que ocurre a tu alrededor; cada frase, cada risa, cada momento.
Por estas razones y muchas más, recomiendo a todo el mundo leer el libro, ya que aparte de tener una bonita historia, llena de sorpresas, provoca emociones: alegría, incluso tristeza; tiene un significado que, al fin y al cabo, te ayuda a entender la vida de las personas que viven en un hospital del que apenas salen, de las personas que han perdido a otras personas muy queridas en su vida, y te hace meditar sobre la conexión que algunos tenemos con las personas más cercanas a nosotros, incluso si has perdido el contacto con ellas.
En conclusión, una lectura con éxito asegurado y llena de momento muy emotivos y reflexiones sobre la vida misma.