El Diario de Ana Frank
Nombre: Paloma Mencía Carretero Pulido
Curso: 2º ESO A
Centro: Colegio Nuestra Señora del Pilar, Jerez de la Frontera (Cádiz)
El Diario de Ana Frank es la historia que tantas veces visualicé en mi mente, llenando mi cabeza de ideas del anhelo de paz y concordia. En mi organismo todavía perdura un vago recuerdo del día que decidí aventurarme en esta novela por la recomendación de diversas personas, sin saber que me iba a marcar de por vida por ese día a día inhumano que suponía una rutina para los más agraviados de la sociedad, por esas verdades que salieron a la luz gracias al gran icono que fue y sigue siendo Annelies Marie Frank. Durante el proceso de lectura de esta obra sentí tristeza y desolación ya que algunos aspectos los relacionaba con la cruda actualidad de la guerra de Ucrania. Un sentimiento revolucionó mi ser, reflexionando cómo un ser humano es capaz de acometer dicha acción o cómo podría vivir la separación de miles de familias a cambio de luchar en sus oscuras trincheras.
Este diario relata cómo una familia tiene que adaptarse a las duras restricciones que les imponen, aunque, en verdad, no son solo normas que cumplir, sino acciones abocadas a la muerte. Me llamó poderosamente la atención la manera de narrarlo, de lo cautivador del testimonio de una adolescente de trece años, como si te estuviese susurrando esas palabras a tu oído; sintiéndote con la necesidad de aportar algo a esta sociedad, pero solo capaz de exclamar un impotente grito ahogado. Cada vez que decidía coger este preciado libro, sentía un “gusanillo” repitiendo las frases más emotivas de este, como “la gente puede decir que mantengas la boca cerrada, pero eso no te impide tener tu propia opinión”, “El papel tiene más paciencia que la gente” o “Los débiles mueren y los fuertes sobrevivirán, y vivirán para siempre”.
Ahora es Ana Frank la que me incita a contar mi propia historia, algo que me permita dejar huella en este mundo lleno de débiles y fuertes, como dijo ella misma. Su memoria en forma de “Querida Kitty” todavía resuena en mi cabeza, esperando que algún día sea conocida por las futuras generaciones de grandes líderes que eviten situaciones infames. Por ello, os recomiendo leer esta gran obra de arte para que, como a mí, os haga ser más conscientes y apreciar lo que tenemos cada uno. Con esta gran odisea me despido, con el deseo de que las palabras y la voz de Ana Frank sigan susurrando a vuestras grandes mentes.