Kiwi
Nombre: Ainara Ruíz Agudo
Curso: 1º ESO A
Centro: IES Colonial (Fuente Palmera, Córdoba)
Nunca me ha interesado la lectura. Ni de fantasía, ni de misterio, ni de aventuras, ni de acción. Solo conseguía ver letras, letras y más letras. No era capaz de apreciar el significado detrás de ellas. Y aunque mi madre, mis tías y mis abuelos, todos unos grandes lectores, trataran de introducirme en aquel mundillo con bastantes cuentos, sorprendentemente una compañera y su maravilloso regalo obtuvieron la victoria.
En mi octavo cumpleaños recibí muchos obsequios, desde muñecas de mi serie favorita hasta colonias con olor a flores. Todos me encantaban y estaba agradecida. Pero un rectángulo verdoso con algunos dibujos se llevó mi atención. A pesar de que mi barrera antilibros no quisiera y de las advertencias de mi madre sobre irme a la cama temprano, en esa noche lo acabé por completo, mi primer cuento terminado. Para mí fue todo un logro.
Un recreo, mis amigas me preguntaron por mi lectura favorita. Todas las nombradas por ellas parecían buenas. Cuando llegó mi turno no dudé al decir Kiwi. Había leído más historias; sin embargo, ninguna podía superar a esa. Al oírlo solo se burlaron, no entendían cómo un cuento para niños pequeños, con una trama fácil de entender, con palabras sencillas e ilustraciones en cada una de sus páginas era mi preferido. Les expliqué sobre aquel extraño pájaro que había recibido cariño y buenas palabras desde que era un pequeño huevo solo del viejo perro que cuidaba la granja; de cómo todos los animales lo rechazaban por su apariencia diferente y al enterarse de lo famoso e importante que sería en un futuro muy cercano, todos lo adorarían. Aunque esperaba un cambio de respuesta, solo conseguí más burlas. Pero eso no importaba, es mi libro favorito y ellas no lo cambiarían.
Definitivamente, está siendo complicado buscar motivos para expresar mi sentimiento por este cuento infantil. Puede ser porque fue mi primer relato terminado completamente, porque me invitó a leer más, porque se puede disfrutar y aprender de él con cualquier edad o quizás porque sé que muchas personas se reflejan en el pequeño polluelo y yo quiero aprender a ser como Papá Perro.
