Memorias de Idhún
Nombre: Elvira Fabregat Feliú
Curso: 2º ESO B
Centro: IES Jabalcuz (Jaén)
Voy a hablar del que, por segunda vez, es mi libro preferido: Memorias de Idhún.
No es la primera vez que me sumerjo en las páginas de este libro y de su cielo iluminado por tres lunas. La primera ocasión en la que esta trilogía me maravilló fue hace tres años y no he podido olvidar lo que me hizo sentir. Cuando, hace menos de un mes, me decidí a volver a abrir sus páginas todos esos sentimientos afloraron de nuevo, teñidos ahora de nostalgia. Fue entonces cuando regresé al mundo de Idhún y volví a encontrarme con los personajes, empecé a identificarme con algunos a los que no había prestado atención en mi primera lectura, a comprender a otros o a mirarlos de forma diferente. Leí de nuevo mis escenas favoritas, escenas sentimentales, de giros y descubrimientos, de encajar todas las piezas una a una, de peleas y de incertidumbre. Algunas las recordaba de manera distinta, otras me sorprendieron y pude enlazarlas con sucesos que ocurrirían más adelante. Descubrí en ciertas escenas matices sorprendentes en los que no me había fijado con anterioridad, pero todas crearon a mi alrededor una burbuja de emoción en la que lo único real era la magia, los magos, los unicornios, dragones y sheks, los dioses coléricos, las profecías, los oráculos, el desierto, los bosques mágicos… y, sobre todo, Jack, Victoria y Christian.
Ahora que me quedan menos de 50 páginas para terminar por segunda vez la trilogía, después de revivir toda la historia, sentir cada momento y amar a los personajes, no puedo evitar recordar —y temer—el vacío que sentí hace tres años, cuando leí la última palabra de mi libro preferido.