La Historia Interminable
Nombre: Chelin Paixao Aguado
Curso: 2º ESO D
Centro: IES La Janda, Vejer de la Frontera (Cádiz)
Mi mesita de noche es el lugar por el que pasan todas las historias que leo. Coges un libro de la estantería, lees unos cuantos capítulos y cuando te hayas cansado o es muy tarde y tienes que irte a dormir, lo posas en tu “mesita”. Repites este proceso hasta que lo terminas, ahí es cuando lo devuelves a la estantería. Pero hay veces en las que la “mesita” funciona como tu corazón, no eres capaz de devolverlo a su sitio porque ha cambiado tu forma de ver la lectura, la vida, tu forma de ser …, y piensas que no habrá libro mejor que ese. A mí me ha pasado dos veces y la primera de ellas fue con La Historia Interminable.
Cuenta la historia de un niño llamado Bastian Baltasar Bux que, mientras huye de unos acosadores del colegio, entra en una librería. Allí encuentra un libro titulado La Historia Interminable. Lo roba y se encierra en el ático del colegio a leerlo.
Es entonces cuando las letras del libro cambian de color, siendo la original manera que tiene Ende de decirnos que lo que va a contar forma parte del libro que está leyendo el personaje y nos traslada a un mundo llamado “Fantasia”, donde su Emperatriz Infantil está enferma y el mundo está siendo tragado por la “nada”. Todo esto es causado por la ignorancia y la falta de imaginación de las personas, lo que es causado por la falta de lectura. Narra la historia de Atreyu buscando una cura para la Emperatriz.
Poco a poco la realidad de Bastian y la de “Fantasía” se fusionan creando el sueño de todo lector: formar parte del libro.
Este libro no es solo una historia de fantasía, también es un retrato de la sociedad. Habla de lo importante que es tener imaginación y fantasía ya que es lo que nos hace humanos/as, de cómo el poder corrompe al ser humano y de cómo vemos el tiempo y el destino, diciéndonos que nuestra historia está escribiéndose constantemente.
Esta novela tiene muchas peculiaridades como, por ejemplo, el doble color de las letras para simular los diferentes mundos; que la primera letra de cada capítulo vaya en orden alfabético (siendo el primero la “A”, el segundo la “B”…) y la frase recurrente “pero ésa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión”.
Con este libro también aprendí que un libro siempre va a ser mejor que la película, ya que esta, de 1984, dejó fuera más de la mitad de la historia.
En resumen, este libro significa mucho para mí y, desde que lo leí por primera vez con nueve años, me resulta difícil encontrar un libro mejor que La Historia Interminable.
El curioso incidente del perro a medianoche
Nombre: Nophar Kamin Kvint
Curso: 2º ESO D
Centro: IES La Janda, Vejer de la Frontera (Cádiz)
La lectura es de las actividades que más me apasionan. Tantas veces quedan las líneas de una novela enmarcadas en mi memoria que puedo discutir durante horas sobre ellas. Cada noche me duermo escuchando un audiolibro, ya sea la primera o la decimoquinta vez y, aunque sea el mismo, me gusta. Puedo pasar días sumergida en las palabras de una narración, especialmente de ficción, y siempre que puedo me llevo un libro a donde quiera que vaya. La escritura también forma parte de mi día a día. Esta semana he empezado un taller sobre ello y, a veces, me siento a escribir una novela que probablemente nunca termine. De vez en cuando repaso las palabras de mis cuentos inventados, esos que han sido guardados en mi cofre de creaciones propias, esperando a ser leídos por el mundo exterior.
Mi libro preferido… Bueno, digamos que va cambiando. Sé que el libro que más me atrae es sin duda toda la serie de Harry Potter. No solo por la historia y por los personajes, sino también por el mundo que ha creado la autora. Pero hoy no voy a decir nada de este, ya que me pasaría horas delante del ordenador contando todo lo que me gusta y todo lo que no, y esta reseña solo debe ser de dos hojas. Hoy voy a compartir mis opiniones de un libro que he terminado justamente esta semana, titulado El curioso incidente del perro a medianoche, escrito por Mark Haddon.
La historia nos la cuenta Christopher Boone, un chico que observa todo con mucho detalle y nunca dice mentiras. Un joven que odia el amarillo y el marrón, pero ama el rojo y las mates. Un niño realmente… ¿Especial? Más que nada diría que no piensa igual que otras personas de su edad. Al parecer, el perro de la vecina, Wellington, ha sido asesinado, y quién más puede investigar el crimen excepto nuestro querido protagonista. A lo largo de la historia, somos testigos de todo el entorno de nuestra estrella de 15 años, que es amado por su padre, pero que también a veces lo vuelve loco. Su madre ha fallecido, o eso cree él, ya que más adelante descubrimos que esta había tenido una relación romántica con el marido de la vecina y se había ido a vivir con él en Londres. Esto lo descubre Christopher sorprendentemente y, además, destapa la verdad acerca del asesino de Wellington, con un resultado trágico. Llegando al final del libro, Christopher conoce a su madre y todas las mentiras que le contó su padre.
No diría que la historia de por sí es extremadamente intrigante, en este caso, es todo lo de alrededor. Todos los detalles y explicaciones que nos cuenta el adolescente con síndrome de Asperger entre capítulos, y todo lo que significa ser diferente en la sociedad en la que vivimos. Y también lo que es ser niño, porque se nos olvida disfrutar de ello, ya que siempre pensamos en el futuro. En ningún momento (yo incluida) nos paramos a contemplar nuestro alrededor o a respirar y a disfrutar del ahora, y este libro me recuerda la infancia. No porque el protagonista es infantil, ni mucho menos, sino porque no lo es. Este piensa de forma adulta y esquemática.
Yo soy una persona que se fija en todos los detalles y mi cerebro no para de trabajar, esto me lo recuerdan muchas veces mis padres con desesperación. Cuando leo, contemplo siempre aquellos detalles que la mayoría de personas no ve o no le da importancia. En el primer instante que abrí el libro, supuse que había un error, ya que los capítulos empezaban enumerados de forma que iba así: 2,3,5,7,9,11,13, etc. En el capítulo 19 nos explican que a Christopher le gustan los números primos y por ello decide enumerarlos así, y eso aclaró al fin mis dudas.
Entre capítulo y capítulo, párrafo y párrafo, línea y línea y palabra y palabra, nos hundimos otra vez más en la profundidad de la historia. Notamos también la manera en la que personas de la ciudad interactúan y reaccionan con Christopher y, en general, con lo desconocido, con lo que no entra en sus rutinas diarias. Y comprendo sus puntos de vista, pero esto no debe impedirnos ser sensibles y respetar y empatizar con los/as demás en todas las situaciones. Porque Christopher no es más que una persona que expresa sus sentimientos y piensa de manera distinta, pero eso no lo hace menos humano.
La sociedad cierra los ojos en cuanto a lo divergente y no debe de ser así. No debemos tratar de forma distinta a alguien simplemente por su manera de ver el mundo, su color de piel, su género, su nacionalidad o por cualquier otro cuadrito que haya señalado la sociedad como distinto a lo “normal”. Para vivir en un mundo realmente en paz, tenemos que aprender a coexistir con nosotros mismos y con los/as demás.
Me ha encantado el libro por la manera en que está escrito, por Christopher y porque
me ha hecho abrir los ojos ante lo que sufren las personas con enfermedades mentales crónicas.
El mundo está lleno de cosas obvias de las que nadie se da cuenta nunca ni de casualidad: Christopher Boone, El curioso incidente del perro a medianoche (Mark Haddon).