Asesinato en el Orient Express
Autora: Ana Belén Olmedo Conejero
Curso: 2º ESO-C
IES Alhendín, Alhendín (Granada)
Todo comenzó una fría tarde de invierno mientras la lluvia caía y el viento soplaba tan fuerte que todo en la calle era un desastre. Las hojas volaban y una aglomeración de ellas se podían ver por el pueblo. Ese día en mi casa los palos de la chimenea quebraban mientras ardían mezclados entre el humo blanco y las azafranadas llamas del fuego.
Yo me encontraba sentada en el sillón mientras veía la televisión, con un bol lleno de palomitas me disponía a poner una película que llevaba días esperando cuando, de repente, mis planes se arruinaron. Se escuchó un sonido muy extraño y la luz se fue.
No sabía qué hacer, como arreglar aquello, puesto que no tenía ni idea de lo que estaba pasando en aquel instante. Minutos después, viendo que la luz no volvía me puse a pensar en lo que podía hacer aquel día, así que solté el bol en la mesa y sin saber muy bien a dónde iba empecé a subir las escaleras. Me hallaba ya subiendo la última escalera cuando vi pasar una sombra hacia el ático. Yo, un poco emparanoiada por aquello que acababa de ver, me dirigí a la buhardilla.
Al abrir la puerta se escuchó un chirrido puesto que hacía años que nadie la abría. Todo se encontraba muy oscuro y la luz aún no había vuelto. Bajé rápidamente las escaleras y busqué una vela y enseguida volví a la buhardilla. Nada más llegar, la encendí. No tenía ni idea de por dónde empezar a buscar aquello que había entrado tan siniestramente en aquella habitación y empecé la búsqueda mirando detrás de las estanterías sin saber ni qué era lo que buscaba. Todo permanecía igual que la última vez que estuve allí. Lo único que había cambiado en aquel oscuro lugar era un extraño baúl de madera que no había visto en mi vida. Parecía muy antiguo y estaba cubierto de polvo como todas las cosas que había allí.
Me senté en un taburete y abrí aquel extraño y desconocido baúl. Todo lo que se encontraba dentro tenía pinta de ser también muy antiguo. Saqué un puñado de ropa y una muñequita muy mona hecha a mano, cuando visualicé en una esquina del baúl algo diferente a todo lo que saqué antes. Era un libro marrón, algo manchado y con las páginas amarillentas en el que ponía en unas letras muy llamativas Asesinato en el Orient Express. La verdad es que el título me llamó bastante la atención puesto que era bastante misterioso y a mí me encantaba todo lo relacionado con los crímenes. Guardé todo lo que había sacado y olvidándome de aquella extraña sombra volví de nuevo al sillón, esperando que la luz hubiese vuelto y seguí con lo que estaba haciendo.
Unas horas más tarde volvió mi madre del trabajo y nos pusimos a hacer la cena. Cenamos y bastante cansada me fui a dormir, olvidándome del aquel libro.
A la mañana siguiente fui al instituto como de costumbre y luego volví a mi casa. Cuando llegué la mesa estaba puesta y empecé a comer. Me acuerdo incluso de que ese día comimos macarrones con tomate aunque tampoco me era difícil recordarlo puesto que casi siempre comíamos lo mismo. Al terminar, mi madre me preguntó con una voz un poco débil de dónde había sacado aquel libro. Yo asustada por si me iba a echar la bronca, le pregunté de qué hablaba.
Me dijo que esa mañana mientras limpiaba lo vio encima de la mesa y le trajo un montón de recuerdos, que aquel libro era muy importante para ella. Yo, sorprendida por no haberme echado la bronca como de costumbre, le pedí que me contase por qué aquel libro era tan importante para ella.
Me contó que aquel libro se lo regalaron a mi abuela cuando era joven y que ella lo cuidaba como oro en paño porque le encantaban los libros pero ese era uno de sus favoritos. Cuando ella creció su madre le regaló el libro y que ella creía que lo había perdido.
Esa misma noche mientras estaba tumbada en la cama cogí el libro y lo abrí. Al ver esas páginas amarillentas me dieron ganas de cerrar el libro pero a la vez tenía muchísima intriga, y empecé a leer. Al principio me pareció que no estaba tan mal como pensaba, la historia comenzaba así:
En el Hotel Tokatlian de Estambul el detective privado Hércules Poirot recibe un telegrama en el que se le pide que cancele sus compromisos y regrese a Inglaterra lo antes posible, por lo que decide viajar en el Orient Express que parte esa noche. Durante el viaje, Poirot conoce a un norteamericano llamado Ratchett, al que vio en el Tokatlian. Ratchett cree que su vida está en peligro y quiere contratar a Poirot pero este se niega diciendo a Ratchett que «no le gusta su cara».
Al leer todo esto comprobé que no era tan aburrido como había pensado. Justo en ese momento mi madre subió y me dijo que me acostara. Yo, algo frustrada por la situación, marqué la página por la que me quedé y me acosté.
Al día siguiente al volver de clase, después de descansar un rato subí a por el libro y, sin poder aguantarme, seguí leyendo. La historia seguía así:
Durante la segunda noche del viaje, el tren queda detenido a causa de una tormenta de nieve cerca de Vinkovci. Poirot se despierta varias veces por diversos ruidos e incidentes, incluyendo un grito procedente del compartimento de Ratchett. A la mañana siguiente, monsieur Bouc, viejo amigo de Poirot y director de la compañía que opera el Orient Express, le informa de que Ratchett ha sido asesinado y le pide que se encargue de la investigación para evitar complicaciones con la policía yugoslava y Poirot acepta.
Todos los días leía todo lo que me daba tiempo pero nunca quería dejar de leer y la historia era cada vez más interesante y misteriosa. Contaba que tras examinar el cuerpo de Ratchett y su compartimento, Poirot determina la verdadera identidad de Ratchett y posibles motivos para su asesinato. Unos años atrás, una niña de tres años llamada Daisy Armstrong fue secuestrada por un hombre llamado Cassetti. Cassetti asesinó a la niña, a pesar de recibir el rescate de la adinerada familia Armstrong. La conmoción por la muerte de la niña devastó a la familia, dando lugar a varias muertes y suicidios. Cassetti fue detenido, pero escapó del país tras ser absuelto. Se sospechó que Cassetti usó su considerable fortuna para manipular el juicio. Poirot concluye que Ratchett era en realidad Cassetti.
Todo lo que siguió fue más emocionante aún y cuando acabé de leer aquel misterioso y extraño libro que encontré en un viejo baúl aquel día que se fue la luz y pasó esa extraña sombra que me llevó hasta él, recapacité y llegué a la conclusión de que si no se hubiese ido la luz nunca habría leído este libro que me gusta tanto y que tanto gustaba también a mi abuela. Espero que algún día también tengáis la oportunidad de leerlo y que os guste tanto como a mí.
Una historia «divergente»
Autor: Manuel Rodríguez Millán
Curso: 1º ESO-C
IES Alhendín, Alhendín (Granada)
Léetelo —me dijo—. ¡A mí me ha encantado!, prosiguió. Estaba hablando de un libro, como siempre.
Era Marisol, una de mis mejores amigas. Estábamos hablando sobre los libros que nos gustaban. Ya me había dicho unos cuantos títulos, y yo le había recomendado que se leyera mi saga de libros preferida, Percy Jackson y los dioses del Olimpo.
—De verdad, me ha parecido un libro estupendo, léetelo, por favor —me suplicó—. Trata de una niña de…
—¡Cálla! —le dije— No me seas “spoiler”.
—¡Marisol y compañía! ¡Os calláis ya, u os pongo una incidencia!— gritó mi maestro Jesús.
Llevaba más de media hora explicando lengua, y no me había enterado de nada todavía.
—Bueno, léetelo, ¿vale? —me susurra.
—OK, pero dime el título.
—Divergente.
Era el quince de marzo, quedaban tres días para el fin de semana antes de Semana Santa. El lunes veinte, me iba de campamento, algo que no me había alterado hasta el instante en que me monté en el coche para ir allí, al fin y al cabo, era la primera vez que iba de campamento.
Llegamos antes de tiempo y esperamos a que fueran llegando los demás. Cuando acabaron de llegar, ya llevaba casi una hora allí.
Nos estábamos presentando, era mi turno:
—Hola, me llamo Manuel —dije.
—Hola Manuel, ¿qué te gusta hacer? —me preguntó uno de los monitores.
—Leer.
Cuando lo digo, todo el mundo de mira raro, pero hay una persona que no lo hace. Es una chica, (después me entero de que se llama Martina), y está sentada a dos sitios de mí. Se saca un boli del bolsillo; es como yo, -pienso,- siempre lleva algo para escribir en el bolsillo. Tiro un lápiz y me agacho, estoy a su lado.
—A mí también me gusta leer —me susurra al oído.
—No entiendo a la gente que no lo hace —le digo.
—Ni yo, ¿qué te has traído para leer?
—El libro que quiero lo tengo encargado, y no me lo han traído todavía.
—Te dejo el mío, se titula Divergente.
Normalmente hubiera respondido que no, pero en cuanto oigo Divergente, me decido a aceptar la oferta. No puede ser, qué casualidad.-pienso. Además, la chica me cae bien y no quiero parecer borde, y la verdad es que es muy guapa.
—Sí —respondí—, pero, si te lo estás leyendo, ¿no te molestará que me lo lleve?
—No, tú tranquilo —me aclara—, no te preocupes.
Respondiendo a la pregunta que todo el mundo se estará haciendo ahora mismo; sí, me gustaba. A las otras dos preguntas que seguro os estaréis haciendo; sí, se puede querer a alguien nada más conocerlo, y sí, le pedí salir….
A la pregunta que os estaréis haciendo (otra vez); me dijo que sí.
La siguiente semana fue fantástica, y no sólo por Martina (que tuvo mucho que ver), sino por el libro, su fantástica portada, que me llamaba a leerlo siempre que lo veía, la historia, que me enganchaba, y cuando los protagonistas se besaron, hasta pegué un pequeño gritito, eso sí, “muy varonil”, ¡de lo emocionado que estaba!
De ese campamento, me quedan dos buenos recuerdos, uno es Martina, a la que espero volver a ver, y otro, el libro Divergente, que me regalaron tiempo después, y que ahora ocupa un lugar “importante” en la estantería de mi cuarto, y que recomiendo a todo el mundo.
Coraline
Autora: Marta López Del Águila
Curso: 2º ESO-A
IES Alhendín, Alhendín (Granada)
Este libro me llegó a través de mi profesor de Lengua y Literatura, D. Virgilio Cara Valero. D. Virgilio es una persona simpática y le apasiona la lectura y viajar.
Un día en clase nos preguntó, “¿quién quiere un punto más en la evaluación?”, a lo que casi todos nos ofrecimos, entonces el profe nos entregó un libro a cada uno para leerlo. A mí me toco Coraline. Empecé a leerlo en la hora de refuerzo. Yo pensaba que era el típico libro de una niña rara con un misterio, pensé eso por el dibujo de la portada. Cuando llegue a mi casa comí, me aseé, hice lo deberes y continué leyéndolo hasta que llegó la hora de ducharme, cené y después leí otro capítulo que me pareció otra magnífica aventura hacia el fantástico mundo de Coraline. Pasado un rato, mi madre, Begoña, me dijo “¡Marta ya está bien por hoy!”, y le pedí un ratito mas, pero me dijo que no y me acosté.
Este libro tiene mucha importancia para mí porque relaciono el instituto, el libro y mi casa. Con cada palabra y cada frase que he leído me he sumergido en la aventura como si yo fuese Coraline. Comparto sus sentimientos y todas sus expresiones. Me imagino cada escena, aunque solo tenga una imagen al principio de cada capítulo. Cada página es intrigante y a medida que iban pasando sentía más intriga por la historia y me daban ganas de leerlo entero. A todos lados que podía me llevaba el libro para leerlo. Lo leí en dos semanas y estoy muy orgullosa de ello, porque por fin he encontrado un libro que me interese. Tanto me ha gustado que lo volveré a leer.
Lo que más me impactó de Coraline fue su final, que no esperaba así. Me esperaba que la niña perdiese y la otra madre hiciese lo que ella quería y no volvería a ver a sus verdaderos padres. A nivel personal me gustaría leer más libros sobre la misma temática de este o más partes sobre esta historia tan magnífica. Se lo recomendaría a todos los públicos porque a mi es la que más me ha gustado en mi etapa de lectora.
Pobre Manolito
Autor: Javier José Sánchez López
Curso: 2º ESO-B
IES Alhendín, Alhendín (Granada)
[dropcp]M[/dropcap]i libro preferido es Pobre Manolito. Las razones por las cuales es mi preferido es porque es muy entretenido y la verdad es que es muy divertido. Este libro es la continuación de Manolito Gafotas. Manolito junto a Yihad, el chulito prepotente; el Imbécil, un niño de 4 años que aún sigue durmiendo en la cuna y que además es hermano de Manolito; aparte del Orejones, ese sucio traidor que no se separa de Manolito, junto a todos los personajes secundarios que hacen la vida de Manolito mucho más divertida. Él vive en un barrio, el barrio de Carabanchel Alto, que clarísimamente era mejor que Carabanchel Bajo.
Yo cuando cogí el libro no lo solté hasta terminar el capítulo 7. Para mí este libro engancha y le puede gustar a cualquier persona para echar el rato en vez de estar viendo la televisión o jugar a la consola. Este libro es especial para mí ya que yo me acuerdo que hace 6 o 7 años yo estaba con mi tía dando un paseo por Granada y entramos a una librería porque ella tenía que comprar un cuaderno y yo estaba viendo los libros. ¿Qué pasó? Pues que mi tía estaba viendo que yo estaba centrándome en el libro de Elvira Lindo. Ella se iba a América a trabajar ya que aquí no encontraba empleo. Lo que hizo ella fue comprarme el libro y cuando vino a mi casa a la cena de despedida ella me dijo que tenía un regalo para mí y me enseñó el libro Pobre Manolito y yo me puse muy contento y empecé a leerlo esa misma noche. Actualmente me lo he leído 8 veces.
Los Juegos del Hambre
Autor: Kharim Pérez
Curso: 2º ESO-C
IES Alhendín, Alhendín (Granada)
Pues, la verdad, nunca sé cómo empezar este tipo de relatos pero parece que hoy ha llegado a mí la inspiración así que me dejo de rollos y vamos a empezar.
Heme aquí (y por qué no) habiendo terminado mi libro, me dispongo a escribir este relato puesto que me ha encantado este del que voy a hablar (aunque no he terminado de leer esta trilogía).
Yo, en verano, suelo irme de vacaciones a Marruecos o a Capileira, La Alpujarra. Bien, pues un verano estaba yo en Capileira, pocos días después de mi cumpleaños y debido a eso mi tita Ana me regaló un libro bastante gordo, tamaño al que no estoy acostumbrado. Pues bien, me leí el primer capítulo con desgana, pero, poco a poco, fui quedando hipnotizado y queriendo leer más y más y sin darme cuenta me lo terminé de leer en dos días.
El libro es el de Los Juegos Del Hambre y aunque probablemente todos sepan de qué trata lo voy a resumir igual: Katniss Everdeen y Peeta Millark han sido seleccionados en el vasallaje de los veinticinco para ir a los juegos del hambre, los cuales ganan, pero desafían al capitolio y esto causa muchos revuelos y más tarde una revolución a causa de la cual han de mudarse al distrito trece que creían destruido.
A mí, desde pequeño, me ha gustado leer libros, el olor a papel, el olor a nuevo, la intriga de qué va a pasar, etc. Sí, sé que ahora se pueden leer online pero no es lo mismo.
Voy a contaros una anécdota:
Érase una vez un joven muy miedica que no se relacionaba con nadie. Se dedicaba a leer libros y a escribir relatos, anécdotas e incluso escribió un libro. Sí, ese chico era yo en el pasado aunque el pasado, pasado es y pasado seguirá siendo. Claramente las personas cambian y la verdad me alegra haber hecho ese cambio. Poco a poco me fui enganchando más a las novelas y a día de hoy sigo leyéndolas y, hasta a veces, algunas las leo online puesto que no las encuentro en el mercado.
Bueno pues eso es todo lo quería decir en este… relato en el que se ha convertido mi lectura.
Los Gatos Guerreros
Autora: Natividad Serrano Cárdenas
Curso: 2º ESO-C
IES Alhendín, Alhendín (Granada)
Yo era de estas personas a las que no les gusta nada eso de leer. Pensaba siempre en hacer otras cosas en mi tiempo libre que no fuera el aburrido y costoso trabajazo de tener que plantarse delante de un libro con miles y miles de letras, para leer todas y cada una de ellas, hasta que por casualidad eso cambió para mí un inesperado día.
Era verano, y yo… pues hacía lo de siempre, móvil…, amigos…, algún dibujo que otro…, pero nunca dispuesta a sentarme y tranquilamente adentrarme en cualquiera de las miles de historias y aventuras que cuentan todos y cada uno de los libros que existen en el planeta. Que no, que yo testarudamente decía que no.
Todo esto a mi madre le preocupaba, claro está, y como una buena madre, empezó a buscar distintos libros para que leyera, pero yo aunque comencé a leer alguno, siempre lo hacía con desgana, ya que todo aquello me parecía sinceramente una tontería. Comenzaba a leer un libro, y al tercer capítulo como mucho, lo dejaba siempre.
—Nada —pensaba—. Esto de leer no es lo mío.
Bueno, pues pocas veces conseguía acabarme un libro. Todo el mundo me decía que eso era un problema, ya que tenía que leer y todos esos royos, pero yo nunca prestaba atención a todo aquello. Pero tanto me lo decían, que ya empecé a preocuparme y decidí hablar con mi madre para ver qué es lo que tenía que hacer.
Ella siempre me ha dicho que leyendo uno siempre se embarca en una nueva aventura y además adquieres un rico vocabulario, y que había muchísimos libros para leer y muchas sagas que me podían gustar y verdaderamente con ello aprender y divertirme. Pasó muchísimo tiempo buscándome un libro por todos los rincones y se iba leyendo todos los resúmenes, asegurándose así, más o menos, que me podía gustar o no, hasta que dio con una saga juvenil que pensó que a lo mejor me gustaría.
—¡Nati, ven un momento! —me llamó— He encontrado unos libros que quizá te gusten.
Mi cara de ilusión por leer aquello era más bien ninguna, pero bueno.
—Quiero que durante el verano leas al menos uno de estos libros. Léelo, que de verdad que te va a gustar —me dijo.
Decepcionada, comencé a leer el primer capítulo, pero cuál fue mi sorpresa, cuando de inmediato, al llegar al segundo capítulo, me enganché a la historia inesperadamente, cuando un gato doméstico, Colorado, se aventura en el bosque y se une al Clan del Trueno, uno de los cuatros clanes de gatos salvajes que viven allí, gracias a su fiel amigo Zarpa Gris, un gato perteneciente a este clan. Colorado recibe el nombre de Zarpa de Fuego mientras entrena para convertirse en un guerrero.
Más tarde, Zarpa de Fuego recibe su nombre de guerrero, Corazón de Fuego, después de encontrarse con muchos obstáculos por su camino. Él, junto con su amigo, ahora llamado Látigo Gris, descubren que el lugarteniente del clan quiere matar a la líder, Estrella Azul, para gobernar e influir negativamente sobre el clan. Es entonces cuando Garra de Tigre, el lugarteniente, lo intenta aunque sin éxito, por lo que es desterrado.
Busca fieras, Ferno
Autor: Izam Morales Muñoz
Curso: 2º ESO-C
IES Alhendín, Alhendín (Granada)
Durante mi corta vida he leído muchos libros. La mayoría fueron libros que mis profesores me mandaron leer. Quizás por esa obligación, la lectura no era algo que me apasionara. Hay una gran cantidad de libros guardados en mi mente, de tantos géneros y temas diferentes y sin embargo ninguno llegó a impresionarme. Todo cambió el día de mi noveno cumpleaños.
Un paquete misterioso había llegado por correo con mi nombre. Rápidamente y con la ilusión que desprende cualquier niño a esa edad cogí el paquete de las manos de mi madre, mejor dicho, se lo quité de las manos y me dispuse a abrirlo. Quité con desesperación el papel amarillo que lo recubría viendo al fin el ansiado contenido. Un libro. Mi alegría empezó a caer en picado. Yo pensé que era una broma de mal gusto o que quizás me había equivocado y el paquete no era para mí, sino para mi hermana. Al cabo de dos minutos, mi madre me confirmó que efectivamente era el regalo de cumpleaños de mi tita Feke. Ella lo escogió con todo su cariño y no podía desilusionarla. Entonces decidí al menos leerme de qué iba el libro.
El libro era de carácter fantástico. La ciudad Avantia está protegida por fieras. Sin embargo ellas fueron hechizadas por el brujo Malvel. Según una antigua profecía aparecería un héroe que salvaría la ciudad. Pero nuestro querido héroe no era más que un simple ciudadano. Él se sumió en la gran aventura de rescatar a estas fieras, pero no irá solo pues lo acompañará su fiel amiga Elena y otros compañeros de viaje tan interesantes como son un caballo llamado Tormenta y un lobo llamado Plata. Mi aventura comenzó cuando el aburrimiento reinaba en mi mundo. El libro descansaba sobre la mesita de noche y es que él lo sabía todo sobre mí, pues llevaba un año a mi lado y yo no sabía nada sobre él más de lo que me decía su portada. Por dicha razón comencé a leerlo. Era fácil de leer y la intriga que se apoderó de mi ser por saber qué pasaría con Tom, hizo que me lo leyera en una semana. Cada día al llegar a casa deseaba poder subir a mi rincón personal para acompañar a Tom. La idea de que Tom necesitaba que yo leyera cada página para transmitirle mi fuerza y mi apoyo rondaba en mi cabeza durante todo el día. Solo podía formar parte de su aventura por la noche. Si hubiera podido habría leído durante toda la noche, pero la realidad de tener que madrugar me estropeaba mi diversión. Y yo pregunto: ¿A quién no le gustaría enfrentarse a un dragón y tener a un lobo como mascota? Yo me gané el placer de disfrutar de esa experiencia leyendo: Busca fieras, Ferno, mi libro favorito.