Caballo de batalla
Autora: Lola Galiano Díaz
Curso: 1º ESO
IES Sierra Mágina, Huelma (Jaén)
En toda mi vida, que no es muy larga aún, he leído muchos libros, pero ninguno me ha llenado tanto como este. Ni qué decir tiene que he visto la película antes de leerme la novela, pero no es por esto por lo que me gusta este relato.
Mi pasión por los caballos comienza siete años atrás, cuando empecé mi camino como amazona. Desde entonces acudo semanalmente a un club hípico en el que me formo como jinete. Para mí, los caballos son algo más que un animal, son compañeros de vida. La sensación que tengo montando a caballo no la siento haciendo ninguna otra cosa. Me siento libre, conectada con la naturaleza, sintiendo que no tengo límites, que puedo volar. Supongo que eso me habrá hecho conectar con el protagonista del libro, Albert.
Albert es un chico inglés, menor de edad, que vive en una humilde granja. Su padre es un alcohólico y su madre trabaja duro para sacar a su familia adelante, ya que la cosecha durante los últimos años no ha sido nada buena.
Tanto Albert como yo tratamos a los caballos como nuestros mejores amigos. Yo, en mi día a día intento darles el máximo cariño para que puedan confiar en mí. A Albert le pasa esto a raíz de una de las borracheras de su padre.
En el pueblo de Albert, surgen subastas de caballos a las que los hombres locales acuden. La familia de Albert necesitaba un caballo bueno y rudo, para el arado; en cambio el hombre de la familia compró todo lo contrario: un purasangre inglés un poco indomable. Al llegar a casa, hubo una tremenda disputa entre la madre y el padre, porque por culpa del caballo no tenían dinero para pagar el alquiler. Aun así, el casero les dio un año para pagarles. En esta horrible situación el padre de Albert pensó en deshacerse del caballo lo antes posible. En cambio Albert no iba a permitir esto, él se comprometió a enseñar a Joey, el nombre dado por Albert al animal, a arar la tierra y conseguirían el dinero suficiente para pagar el alquiler.
Esto hizo que Joey y Albert tuviesen una relación de hermanos y consiguieron arar toda la tierra. En cambio, parece que la suerte no estaba de su lado y un diluvio arrasó con toda la cosecha a la vez que empezaba la Primera Guerra Mundial. El padre, llamado Ted, con el agobio del pago pendiente vende a Joey al ejército, a escondidas de Albert, cuando este decide alistarse como soldado para no separarse jamás de su querido Joey, puesto que no tiene la edad suficiente.
Yo no me imagino en la situación de Albert; me sentiría acabada, sin poder hacer nada. En cambio Albert no pensó al igual que yo y decidió esperar un año e ir en busca de su caballo.
Mientras tanto, Joey sería el caballo del capitán Nicholls y tendría que estar dispuesto a luchar como un campeón, lo que ya era. Lo único bueno que tendría Joey, es que hizo un amigo. Su gran amigo Topthorn. Entre ellos pudieron ayudarse y acompañarse en este tiempo de guerra, sufrimiento y oscuridad.
Pero no todo fue guerra para Joey, hubo un parón en medio de la historia. Una niña francesa con problemas de corazón se encuentra en su camino con estos dos caballos y decide quedárselos, aunque no por mucho tiempo. Tras pasar una semana, los ejércitos arrasan con la casa y se llevan a los dos caballos.
Mientras tanto, al otro lado de la guerra está Albert, luchando en la guerra y buscando a su caballo.
Esta parte del libro me hizo sentirme muy afortunada, agradeciendo todo lo que tengo y deseando que no me pase esto nunca porque no me imagino en esta situación.
Como ya 0s habréis podido dar cuenta, Joey es un caballo listo y consigue escapar del ejército. Una vez que se ha muerto Topthorn, ya no le queda nada y decide salir en busca de su compañero Albert. Por desgracia, mientras superaba obstáculos a lo largo del campo de batalla y esquivaba balas se quedó enganchado y herido en una malla. En cambio, gracias a un soldado inglés y a un soldado alemán, consigue liberarse y vuelve al bando británico.
En este momento Joey no vuelve a la lucha, sino al hospital, al mismo donde estaba Albert con una ceguera temporal. ¡Aquí ocurrirá su reencuentro! Ocurre de tal manera que noticias sobre un caballo purasangre castaño herido ha sobrevivido a los ataques y vuelve al campamento llegan al hospital. Albert tenía esperanzas de que este fuera su caballo. Como estaba ciego y no veía pidió al enfermero que el comandante hiciera caso y sugiera las indicaciones de Albert. El chico pidió que mirasen si tenía cuatro calcetines blancos y un lucero. Esto era cierto. Por último la prueba final; un simple silbido haría que el caballo galopase hasta Albert, circunstancia que se cumplió.
¡Por fin podrían estar juntos de nuevo y recuperar todo el tiempo perdido! ¡Por fin eran libres!
Este libro es para mímás que un libro. Este libro demuestra que los limites los pones tú, y que si te propones algo tarde o temprano podrás conseguirlo. Este libro me enseña a valorar lo que tengo y a luchar por recuperar lo que en su momento perdí.
A luchar como lucha Albert por mantener a su familia, por recuperar a su caballo y a luchar como lo hace Joey por mantenerse vivo aunque miles de personas y caballos hayan muerto delante de sus ojos.
Caballo de batalla, del escritor Michael Morpurgo es un libro esencial en la vida. Para mi es esencial porque demuestra lo duro que puede llegar a ser algo, cada uno aplicándolo a su vida, y lo satisfactoria que puede llegar a ser la victoria de una lucha por su futuro, por conseguir tus sueños. Te enseña a sentir la vida, la naturaleza; de otra manera. En esta novela puedes ver como un caballo sufre y quiere. Joey narra el libro. El escritor hace que Joey narre el libro para enseñarnos como los animales tienen sentimientos. No podemos tratarlos mal, son seres que casi siempre nos tratan bien e intentan darnos cariño. Son animales y son luchadores, y esa es mi percepción del libro. Los caballos sufren, hacen amigos y sienten nostalgia.
Por esos motivos, este es mi libro favorito, un libro que me ha demostrado que puedo llegar a conseguir lo que me proponga y que los límites los pongo yo. Nunca es tarde para conseguir cumplir tus sueños siempre y cuando luches por ellos.