Rebelión en la Granja
Nombre: Salma El Malqui Bouhou
Curso: 2º ESO
Centro: Colegio La Salle «El Carmen» (Melilla)
Todos somos iguales, todos somos iguales, ¿todos somos iguales?
Todos somos iguales, pero algunos somos más iguales que otros.
¿A qué tanto puede llegar la corrupción?
¿Cuánto es capaz de realizar el ser humano para saciar su sed de poder y supremacía?
¿Cómo puede encenderle el deseo de tener todo cuanto ve?
Una fábula perfecta era lo único que necesitábamos para entender la malévola condición humana, y Orwell supo exactamente cómo transmitirla.
¿Cómo pudo transformarse aquel sistema político igualitario, en el que los animales de la Granja Animal eran dueños de sí mismos, en una tiranía absoluta en la que los cerdos eran la casta superior de aquella sociedad?
Vivían en una mentira.
Dijeron que serían los nuevos reyes de la Tierra y que los seres humanos eran sus enemigos.
Todo era controlado por ellos. Todo era controlado por esos inteligentes y ambiciosos animales rosados, de manera que les hacían pensar que habían conseguido la verdadera libertad luego de deshacerse de aquel despreciable dueño humano que se las restringía, el señor Jones.
¡Cuatro patas sí, dos patas no!… Los cerdos comenzaron a andar sobre sus patas traseras.
¡Ningún animal podrá llevar ropa ni caer en los vicios!… Los cerdos empezaron a llevar los abrigos que se quedaron en el armario de Jones, a fumar tabaco y a beber alcohol.
Todo era una mentira. Cada minuto que transcurría en la granja era un minuto menos para que los pobres animales, incrédulos e inocentes, se dieran cuenta de la opresión que habían sufrido, disfrazada de servicio a sus camaradas.
Mentiras, mentiras y órdenes. Falsedades por doquier disfrazadas de verdades. Leyes y condiciones que cambiaban de la noche a la mañana y nadie se daba cuenta, cada vez volviéndose más brutales y opresivas pasados los días. Decían que tenían que sacrificarse por sus camaradas, ya que con Jones no podrían haber tenido nada de lo que consiguieron; claramente había que creerles, los cerdos eran los únicos con cerebro, todo lo que tenían era debido a ellos, debían estar agradecidos hacia los cerdos, ¿cierto?
¡Qué acababa de ocurrir!
¡Los cerdos estaban jugando al póquer con los granjeros vecinos!
¡Están diciendo que ellos tienen que lidiar con los animales inferiores y los granjeros con las clases inferiores!
¡Volverán a llamarla Granja Solariega y todas las costumbres y festividades animales serán removidas!
Deberíamos habernos dado cuenta de que tras nuestros líderes más carismáticos se encontraba la sombra de los opresores más crueles.
¿Qué pasó en el rostro de los cerdos?
Ahora todo era evidente. Estaba mirando a un cerdo y después a un hombre, a un hombre y después a un cerdo y de nuevo a un cerdo y después a un hombre, y ya no podía saber cuál era cuál.